La liberación del líder opositor y expresidente Lula da Silva y otros presos por corrupción en la Operación Lava Jato podría definirse este jueves, cuando el Supremo Tribunal Federal de Brasil resuelva si es constitucional que una persona siga detenida si no fue condenada en todas las instancias judiciales.
La expectativa es que la Corte elimine el artilugio legal creado en 2016 por el propio tribunal e impulsado por el entonces juez Sérgio Moro, hoy ministro de Justicia de Jair Bolsonaro. El mismo decía que la detención era obligatoria tras una condena en segunda instancia, sin pasar por todo el proceso en todos los niveles.
El presidente del Supremo Tribunal Federal, Antonio Dias Toffoli, convocó para este jueves a debatir la crucial cuestión, que está frenada desde el año pasado y provoca tensiones.
// Alberto Fernández visitó a Lula en la cárcel
El autodenominado filósofo Olavo de Carvalho, gurú de la extrema derecha brasileña y de la familia Bolsonaro, declaró sobre el juzgamiento: "Solamente una cosa puede salvar al Brasil, y es la unión indisoluble entre pueblo, Presidente y Fuerzas Armadas".
Por su parte, el empresario Allan dos Santos, amigo de la familia presidencial y creador de un blog ultraderechista llamado Terça Livre, sostuvo que el establishment y el pueblo no permitirán "una soltura en masa".
La Constitución brasileña sostiene que nadie puede ser detenido sin que haya sido juzgado por todas las instancias, salvo que signifique un peligro social o acusado de asesinatos o violaciones. Pero hace tres años, la Corte aceptó un pedido de la Operación Lava Jato para que se detuviera a los condenados con fallo de cámara, la cual continúa en vigor y permitió la detención del líder de Lula el 7 de abril de 2018 tras haber sido condenado por Moro.
El líder del Partido de los Trabajadores, su exjefe de gabinete (José Dirceu), el exdirector de Petrobras (Renato Duque) y otros cinco mil detenidos -una veintena del Lava Jato- pueden beneficiarse con el fallo de la corte.
El caso del expresidente es el que llama la atención en la esfera política, ya que su encarcelamiento lo quitó de la carrera presidencial que ganó Bolsonaro en octubre pasado, pero toda la credibilidad del Lava Jato quedó afectada a raíz de que se revelaron las conversaciones de Moro y los fiscales supuestamente conspirando contra el PT.
Lula, condenado a ocho años y diez meses de prisión, puede salir actualmente de prisión porque ha cumplido un sexto de la pena, pero rechazó el beneficio ya que espera ser absuelto por las altas cortes.
