El presidente del gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, aseguró que estudiará lo ocurrido en el Valle de los Caídos durante la exhumación de los restos de Francisco Franco, cuando su familia despidió el féretro reivindicando su figura, algo que está prohibido y que indignó a muchos españoles.
"Vamos a estudiarlo, pero en todo caso creo que no tenemos que mirar el dedo, tenemos que elevar la mirada", dijo Sánchez en una entrevista con el canal La Sexta, evitando la polémica en torno a lo sucedido en el momento en el que los nietos y bisnietos de Franco colocaron el ataúd en el coche fúnebre.
El artículo 16 de la Ley de Memoria Histórica prohíbe exaltar al dictador dentro del reciento del Valle de los Caídos, el que hasta este jueves fue su tumba y mausoleo, donde descansó durante 44 años junto a más de 33.000 víctimas de la Guerra Civil, en su mayoría republicanos que defendieron la democracia frente a su golpe.
Los herederos de Franco rompieron con lo pactado con el Gobierno y utilizaron los pocos minutos que tuvieron de exposición pública ante las cámaras de televisión para honrarlo con gritos de "¡Viva España!" y “¡Viva Franco!".
También intentaron introducir una bandera franquista preconstitucional (que está prohibida) a la Basílica del Valle en el momento de la exhumación, pero los servicios de seguridad lo evitaron.
Además, ellos mismos filtraron a la prensa imágenes del interior del panteón del cementerio de El Pardo-Mingorrubio, donde fue llevado Franco, algo que tampoco tenían permitido. En esas fotos se ve un pequeño forcejeo con los agentes a la salida del panteón, cuando los encargados de seguridad quisieron registrarlos.
Tras la ceremonia, la familia hizo público un comunicado en el que acusa al gobierno de Sánchez de haber “consumado la profanación” del sepulcro de su abuelo, “con el aval de los demás poderes del Estado y la jerarquía eclesiástica” y causando así un “gran atropello” a los derechos fundamentales de la familia.
