Por Javier Lozano
Con tranquilidad y envidiable convivencia cívica, los uruguayos votan quién será su próximo presidente por el quinquenio 2015/2020. Todo parece indicar que ninguna fuerza política gane hoy en primera vuelta. Es decir, ningún candidato logrará sacar de las urnas el 50% más un voto necesario y así habrá que definir el próximo domingo 30 de noviembre.
Todas las encuestas previas y las bocas de urna hechas en lo que va del día (se vota desde las 8 a las 19.30) arrojan una ventaja al gobernante Frente Amplio por sobre los tradicionales partidos Blanco y Colorado. Sin embargo, esta no alcanzaría para definir la elección y pondría en riesgo la mayoría parlamentaria del frenteamplismo.
Quienes madrugaron para ejercer su derecho cívico fueron el actual presidente José Pepe Mujica y el candidato Tabaré Vázquez. Curiosamente los dos líderes de la izquierda uruguaya lo hicieron a la misma hora y en barrios vecinos: Pepe llegó en su viejo Volkswagen escarabajo acompañado de su mujer y senadora Lucía Topolansky al colegio del Rincón del Cerro. Tabaré, también a las 8 en punto, apareció por el club social Arbolito en el popular barrio La Teja, en la periferia de Montevideo.
Dicen quienes conocen las entrelíneas de la política charrúa que Pepe y Tabaré tiene una relación formal, pero de poco afecto. Habitualmente los políticos y los líderes de una misma fuerza acuerdan distintos horarios para ir a votar y así facilitar el trabajo periodístico. Esto, lo de ir a votar a la misma hora, siempre se mantuvo con Vázquez y Mujica. "Cuestión de egos y liderazgos", explicó en voz baja un viejo cronista uruguayo.
Más allá de todo, Tabaré Vázquez, médico oncólogo de 74 años que va por su segundo mandato presidencial, recibió el afecto de vecinos y militantes en el club Arbolito. Besos a las damas, abrazos y apretones de manos a los caballeros, fueron visibles en la barriada que vio crecer hace siete décadas a este vecino ilustre.
Más tarde, casi al mediodía, el joven diputado Luis Lacalle Pou, candidato sorpresa del Partido Nacional, llegó al Liceo de Guadalupe de la tranquila ciudad de Canelones. Hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera, el candidato blanco evitó hacer declaraciones políticas para no romper la veda. También recibió el afecto de vecinos y militantes, en un departamento (el segundo en importancia electoral después de Montevideo) que dicen es el termómetro de las elecciones uruguayas. Así las cosas, habrá que esperar el cierre de la votación y saber si el gobernante Frente Amplio pudo imponer su "década ganada" en la voluntad popular.