Curt von Badinski, un ingeniero mecánico y co-fundador de una empresa de tecnología, es un empresario que pasa gran parte de su día arriba de un avión. Desde que creó su compañía radicada en San Francisco, al este de Estados Unidos, la rutina de este hombre de negocios se transformó por completo: se traslada en vuelos privados para llegar a su oficina.
Cinco días a la semana, de lunes a viernes, von Badinski tiene en claro que su equipaje de mano siempre tiene que estar preparado a horario. No tiene tiempo que perder. A las 5 de la mañana, el ingeniero maneja durante 15 minutos hasta el aeropuerto de la ciudad donde vive. Desde allí emprende el tramo más extenso de su travesía hasta el trabajo: un vuelo de una hora y media hasta Oakland. "La única manera que tengo de justificar todo esto es que me permite tener todo lo que yo deseo", reconoció el empresario en una entrevista para la BBC.
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Este tipo de rutina lejos está de acomodarse a un moderado presupuesto. El emprendedor tecnológico debe pagar 2300 dólares de abono mensual para poder acceder a vuelos ilimitados de una avioneta privada.
Además, von Badinski detalló que una vez llegado al aeropuerto tiene que conducir hasta San Francisco, donde completa las tres horas de viaje hasta la oficina. En este último recorrido, el empresario prefiere usar un auto híbrido, para equiparar "las huellas" de contaminación que dejan sus constantes vuelos.
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Ni su equipaje, ni madrugar, ni el tiempo perdido. Lo que le molesta de su tedioso viaje es el cambio de clima entre ambas ciudades. "En Los Ángeles siempre está más soleado, pero en San Francisco hace más frío y es habitual que haya neblina", describió el ingeniero.
Abandona la oficina recién a las 17 horas, con el margen de tiempo necesario para afrontar el caótico tránsito hasta el aeropuerto de Oakland. Y asegura que llega con los minutos contados para cenar en su casa. Entre la ida y la vuelta, von Badinski dedica seis horas de su día en dirigirse de un lado a otro."Siempre estoy ansioso por empezar un nuevo día", resaltó.