El extremista de ultra derecha que el viernes provocó un baño de sangre en dos mezquitas de Nueva Zelanda, donde mató a balazos a 49 personas, fue llevado este sábado ante un tribunal de la ciudad de Christchurch. Cuando entró a la sala, escoltado por dos policías, Brenton Tarrant hizo un gesto alusivo a la "supremacía blanca".
// La "supremacía blanca", la teoría racista detrás de la masacre en Nueva Zelanda
El australiano Tarrant, de 28 años, esposado y con una camiseta blanca que usan los detenidos, escuchó impasible la lectura de los cargos en su contra. El expreparador físico y militante de extrema derecha giraba de vez en cuando mirando hacia los medios de prensa presentes en la corte, durante la breve audiencia que se hizo a puertas cerradas por razones de seguridad. Tarrant no solicitó fianza.
Cuando entró a la sala, el asesino hizo un gesto con su mano derecha similar a un "OK", pero que en verdad es utilizado por los neonazis y que significa "White Power" (con sus dedos forman una W y una P) y se refiere a la "supremacía blanca".
En la parte exterior de la corte, decenas de agentes fuertemente armados vigilaban todos los puntos de acceso. Ante una de las puertas, los familiares de un hombre afgano de 71 años, Daoud Nabi, que murió en los tiroteos, demandaban justicia. "Es asqueroso, el sentimiento es asqueroso. Eso va más allá de la imaginación", decía uno de los hijos de Nabi.
En tanto, 42 personas -incluido un nene de apenas 4 años- aún eran atendidas en varios hospitales por las heridas sufridas durante los ataques de Tarrant. La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, dijo este sábado que entre las víctimas había ciudadanos de Turquía, Bangladesh, Indonesia y Malasia.
De acuerdo con el canal de televisión Al Arabiya, hay por lo menos un ciudadano saudita entre las víctimas, al tiempo que las autoridades de Pakistán afirmaron que cinco de sus conciudadanos están desaparecidos.
Ardern aseguró durante una rueda de prensa que el sospechoso había reunido un arsenal y tenía un permiso de armas. Por esto, prometió reformas. "Puedo decir que nuestras leyes sobre las armas van a cambiar", dijo. El país había restringido la legislación de acceso a armas semiautomáticas en 1992 tras una matanza de 13 personas en la ciudad de Aramoana.