Desde hace tres meses el gobierno republicano de los Estados Unidos enfrenta una tormenta política. La razón no es una diferencia de criterio con los demócratas, una situación social o una decisión polémica de la Casa Blanca. El gran problema está relacionado con un escándalo sexual que tiene como protagonista al Presidente de ese país. Donald Trump habló por primera vez de la relación que mantuvo con Stormy Daniels, la actriz porno que reveló que le pagaron durante la campaña presidencial de 2016 para que no cuente lo que sabe.
En declaraciones publicadas por la agencia EFE, el magnate negó que supiera que Daniels cobró 130 mil dólares por su silencio. "¿Sabía del pago a la actriz", consultó el periodista español. "No. Tienen que preguntarle a Michael Cohen. Michael es mi abogado", respondió Trump, cuando viajaba con la prensa en un avión de vuelta a Washington desde Virginia Occidental.
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Es la primera vez que Trump dice alguna frase sobre el tema que, a esta altura, lo tiene más que preocupado. Desde hace tres meses los portales de espectáculos y los canales de televisión de los Estados Unidos fueron revelando algunos detalles del "Stormy gate".
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Cohen, abogado de Trump, fue el encargado de pagarle a la actriz de películas para adultos la suma de 130 mil dólares por haber firmado un acuerdo de confidencialidad sobre los encuentros sexuales que tuvo con el magnate. La primera relación se dio durante un torneo de golf, en 2006. En ese momento, el ahora mandatario ya estaba casado con Melania Trump, quien estaba embarazada. El diario The Wall Street Journal sostuvo que ambos se vieron varias veces en un hotel de Beverly Hills, en Los Ángeles.
Un mes después del escándalo, Cohen reconoció haber pagado ese dinero a Daniels, en un intento de desvincular al mandatario norteamericano de la "transacción". Hace dos semanas, el abogado interpuso una demanda contra la actriz, en la que le reclamó 20 millones de dólares por romper 20 veces un pacto de silencio.
