La guerra comercial entre Estados Unidos y China, que tuvo en vilo al mundo, entró en una etapa de delgada tregua tras el G20 en la Argentina. Ambas administraciones, sin embargo, ya muestran diferentes matices en la comunicación del acuerdo. Mientras que el presidente Donald Trump ya salió a sacar chapa de que el gigante asiático aceptara "reducir y eliminar los aranceles sobre los automóviles que llegan desde los EE.UU", los asiáticos no sueltan prenda y evitan dar detalles.
"China ha acordado reducir y eliminar los aranceles sobre los automóviles que llegan a China desde los EE.UU. Actualmente el arancel es del 40%", destacó Trump en su cuenta de Twitter.
En Buenos Aires, Trump y Xi Jinping pusieron fecha para iniciar una tregua a la guerra comercial: se comprometieron a que desde el 1 de enero de 2019 ninguno impondrá nuevos aranceles a la importación de productos. Washington dejará la barrera en el 10% y no la subirá al 25% con el que había amenazado a Beijing.
En paralelo, China se muestra reticente a dar más detalles sobre la tregua que sellaron ambos mandatarios. Minutos después de que Pekín anunciara que ambas partes habían acordado no aplicar aranceles adicionales a partir del 1 de enero, Washington precisó que se trataba de una suspensión durante 90 días de su plan de subir al 25 % los aranceles estadounidenses a cientos de productos chinos mientras continúan las negociaciones.
Consultado por los plazos de esta tregua comercial y otros detalles del acuerdo, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, rechazó en rueda de prensa proporcionar más información. "Lo que importa es que necesitamos encontrar un acuerdo aceptable por ambas partes y que estamos dispuestos a trabajar con el lado estadounidense para resolver nuestras disputas comerciales bajo el beneficio mutuo, la igualdad y la buena fe", afirmó Geng.
Sobre el acuerdo, que se produjo en una cena de trabajo entre Xi y Trump tras concluir el G20 en Buenos aires, insistió en que "es bastante significativo" porque "evitó la escalada" de las disputas comerciales y abrió "nuevas perspectivas para la cooperación".
También rechazó confirmar o desmentir otras informaciones divulgadas desde Washington que aseguran que China se habría comprometido a reducir los aranceles a los vehículos importados desde EEUU.
La Casa Blanca, además, afirmó que China se comprometió a aumentar "sustancialmente" sus compras "de productos agrícolas, energéticos industriales y de otro tipo" procedentes de EEUU. Sin embargo, el vocero Shuang se escudó en la postura del ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, que no mencionó nada al respecto.
El origen de la guerra comercial
Desde julio, Washington impuso aranceles a productos chinos por valor total de 250.000 millones de dólares. Trump llegó a amenazar con sancionar bienes por otros 267.000 millones de dólares, lo que superaría con creces el volumen de importaciones de China a EEUU, que en 2017 se situó en 506.000 millones.
Como represalia a estas medidas proteccionistas, Pekín aplicó medidas recíprocas a más de 60.000 millones de dólares en importaciones estadounidenses, casi la mitad de los 130.000 millones que compró en 2017.
