Llegó el el día que muchos esperaban desde hace cinco años. Rosa María Da Cruz compareció ante los tribunales de la ciudad de Tulle, en el centro de Francia. Ella es la mujer que escondió en el sótano de su casa y en el baúl del auto a su bebé recién nacida durante dos años, lo que le provocó daños irreversibles. Mientras, mantenía una vida aparentemente normal y se ocupaba de sus otros tres hijos.
"No sabía que tenía una hija, no la veía". Así arrancó su declaración Da Cruz acerca de su hija, Serena. La abogada que la defiende asegura que se trata de un caso de "negación extrema de embarazo". Para las asociaciones de protección de la infancia que impulsaron la demanda en su contra, Da Cruz es una mujer que se encerró en una espiral de mentiras, pero que era consciente de lo que hacía.
"No sabía que tenía una hija, no la veía" , declaró Da Cruz
El caso, conocido como el del "bébé du coffre" ("el bebé del baúl"), salió a la luz en octubre de 2013, cuando Rosa María llevó al auto al taller.
El mecánico Guillaume Iguacel, alertado por ruidos extraños, abrió el baúl y descubrió una "escena de terror": una nena desnuda, cubierta de excrementos y lombrices, incapaz de mantener la cabeza erguida, "pálida como un fantasma".
“Pegué un salto hacia atrás porque el olor era muy fuerte", contó Denis Latour, otro empleado del taller, al sitio franceinfo.
El comportamiento de la madre intrigó a la policía porque parecía tranquila, como si el descubrimiento del bebé fuera una "liberación", según el mecánico. "Fumaba un cigarrillo, parecía relajada. No estaba en pánico, ni nada", recordó.
Tenía casi dos años y el peso de un bebé de cinco meses
La beba, raquítica, tenía casi dos años y el peso de una criatura de cinco meses. Sobrevivió y este mes cumplirá 7 años, pero quedó con secuelas "permanentes".
Según un examen realizado en 2016 tiene "un déficit funcional de 80%", no habla y sufre "trastornos del espectro autista irreversibles". Rosa María Da Cruz enfrenta un pena de hasta 20 años de cárcel por "violencia sobre menor de edad que provocó una discapacidad permanente".
Cuando comenzó el juicio este lunes, Rosa María sorprendió a todos porque dijo que no había leído el acto de acusación. "No quería leer el daño que le había causado, es muy duro enfrentarlo", sostuvo.
Un parto solitario en casa
Rosa María ya tenía tres hijos cuando nació Serena, el 24 de noviembre de 2011, durante la madrugada. También tenía un historial de negación de embarazo, una patología por la que la mujer no es consciente de su estado ni desarrolla panza.
Según contó ante la corte una amiga que estuvo presente en el parto de su primer hijo, este fue "terrible, duró más de 20 horas". "Me destrozó la mano, ella empujaba pero el bebé no salía, había mucha sangre, fue horrible", recordó la testigo.
El segundo hijo de Rosa María y su marido Domingos nació de manera sorpresiva durante un almuerzo familiar, en medio de vacaciones en Portugal, de donde ambos son oriundos. A Rosa María, entonces de 36 años, le agarraron violentas contracciones. "Se tiró en el sofá, pensaba que iba a morir. Fue cuando vio su salir cabeza que entendió que iba a tener un hijo", declaró su hermana en 2013, poco después de que encontraran a Serena.
Una tercera hija nació en 2009. Rosa María se dio cuenta de que estaba embarazada muy tarde y por mucho tiempo, ocultó el embarazo. "Parió en casa en pocos minutos, parada en la escalera", confiaba un vecino al diario Libération.
Dos años después, en 2011, volvió a quedar embarazada. De vuelta, ya cursaba el octavo mes de embarazo cuando se dio cuenta de que iba a tener un bebé y no le dijo nada a nadie. Parió sola, de noche, en un cuarto del sótano de su casa.
"Cuando Serena nació, para mi no era un bebé, la dejé y no me ocupé de ella enseguida. La apoyé sobre un colchón y me fui", declaró este miércoles la mujer de 50 años, según informó la periodista Catherine Fournier en Twitter.
En 2013, confiaba al programa Sept à Huit, que "el día del parto, no le dije nada a nadie, el día siguiente tampoco, y el siguiente tampoco… Me encerré en la mentira". Una mentira que duró 23 meses.
Una beba encerrada en el sótano y en el baúl
Rosa María mantenía a Serena encerrada en la oscuridad en este cuarto al que nadie entraba -un sector en obras inconclusas- y le daba de comer a escondidas. También la ocultaba adentro del auto en el garaje, o la encerraba en el baúl. Su marido, Domingos, no manejaba y no usaba el vehículo. Durante dos años jamás supo que tenía otra hija.
Ante las preguntas del juez, Rosa María aseguró que a Serena "no la cuidaba como a sus tres hijos, no le daba comida todos los días" aunque "tenía esta cosa, en su cabeza, que tenía que mantenerla viva", algo que "no lograba explicárselo a si misma".
Pero Serena no tuvo contención ni cariño, ni menos recibió besos o caricias. La madre afirmó que "jamás la abrazó", solo le daba una mamadera dos o tres veces al día y se iba. "Había días en que no comía nada porque me olvidaba de ella", afirmó.
Según contó ante la corte, "ni siquiera le había dado un nombre". "Serena, le puse cuando un bombero se acercó para que me despidiera de ella", afirmó.
Aunque resulta extraño, nadie jamás escuchó un llanto. "Era un bebé que no lloraba, que no hacía ruido", había asegurado cuando estalló el caso.
Una sonrisa que le salvó la vida
La mujer contó que un día, cuando la beba tenía 18 meses, entró a la pieza donde la tenía y la chiquita "la miró y le sonrió". "Fue entonces cuando tomé conciencia que tenían que encontrarla", sostuvo.
"Quería que alguien la descubra, que no sea yo", agregó. Un sentimiento que "no puede explicar, que no entiende". Uno cinco meses después la llevó al taller mecánico, donde la beba por fin fue rescatada del calvario en el que la mantenía su madre.
-¿Cuándo se dio cuenta de que este ser vivo era su hija?, le preguntó el juez.
- "En realidad, fue cuando abrieron el baúl y alguien dijo 'es un bebé, es un bebé'".
Durante el juicio, Rosa María afirmó que "todavía le cuesta aceptar a su hija", porque "no la volvió a ver ni tiene noticias de ella". La pequeña fue confiada a otra familia y su mamá tiene prohibido verla. Sin embargo, la pareja recuperó la tenencia de sus otros tres hijos.