La estafa millonaria cometida por los padres de Nadia Nerea Blanco, que aprovecharon la rara enfermedad de la nena catalana para hacerse con miles de euros de donaciones, sería el mal menor. La Justicia ahora investiga al padre de la chiquita, Fernando Blanco, por explotación sexual tras el hallazgo en su casa de un pen drive lleno de fotos de "carácter sexual" de la nena.
Según el diario El País, la policía encontró las imágenes al revisar los dispositivos electrónicos de Blanco en el marco de la causa por estafa. Los Mossos d’Esquadra ya avisaron de que las fotografías podían ser constitutivas de los delitos de "elaboración y tenencia de pornografía infantil, así como de exhibicionismo y provocación sexual". El juez autorizó además el registro de 13 pendrives, 7 tarjetas de memoria, 3 discos duros y otros terminales informáticos.
El juez a cargo de la causa indicó que las imágenes suponen indicios "claros" de que el padre utilizó a la niña para pornografía infantil. Por eso citó por separado a los padres de la chiquita de 11 años el próximo viernes.
La justicia investiga también la participación de la madre de la niña, Margarita Garau, ya que la mujer sale en algunas de esas imágenes. Con el material analizado hasta ahora, no hay constancia de la participación de terceras personas, indicó el sitio Público.
El caso de estafa
La pequeña Nadia padece una rara enfermedad genética, tricotriodistrofia, que provoca envejecimiento prematuro. Desde el año 2008, sus padres recaudaron cerca de 970.000 dólares en donaciones para pagar un supuesto tratamiento para la chiquita.
Pero la nena no fue sometida a ninguna cura y los papás usaron el dinero para abrir una tienda de vinos y pagarse una vida de lujos. Según las autoridades, dos terceras partes de ese dinero ya desaparecieron.
Según destapó la prensa española, el padre de Nadia ya había sido condenado a cuatro años de cárcel por estafa en el año 2000. Blanco espera el juicio en la cárcel y el juez les retiró la patria potestad de su hija, que quedó a cargo de unos tíos.
