La canciller de Alemania, Angela Merkel, recordó este sábado, durante un acto por el trigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, que "los Derechos Humanos no se pueden dar por sentado" en la celebración de una fecha que recuerda "momentos felices e infelices".
Merkel enlazó la caída del muro con otro aniversario, él de la tragedia de la Noche de los Cristales Rotos, la ola de asesinatos de judíos lanzada por Adolf Hitler en 1938, otro recordatorio de que "hay que levantar la voz contra el racismo y el antisemitismo".
La canciller instó a Europa a defender "la libertad" y la "democracia" frente a los riesgos que la acechan.
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"Los valores fundadores de Europa (...) deben ser siempre defendidos. En el futuro hay que comprometerse con la democracia, la libertad, los derechos humanos y la tolerancia", dijo en la capilla de la Reconciliación, uno de los lugares históricos y emblemáticos de Berlín, que representa la división que vivió la ciudad tras la edificación del Muro.
"El Muro de Berlín pertenece a la historia y nos enseña que ningún muro que deja fuera a la gente y restringe la libertad es tan alto o tan largo que no pueda franquearse", agregó la canciller, oriunda del Este alemán, que inició su carrera política tras la caída de la Cortina de Hierro.
Merkel depositó una rosa en el lugar donde se alzó el Muro, acompañada por los presidentes de Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia, países que se prepararon durante mucho tiempo para la caída del muro y que son a menudo acusados de no respetar plenamente las reglas del Estado de derecho.
Este aniversario de la caída del Muro está marcado por una falta de entusiasmo general y por las divisiones entre los países occidentales.
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El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dejó Alemania el viernes por la noche después de dos días de visita y el presidente francés Emmanuel Macron llegará a Berlín el domingo por la noche para una cena con la canciller Angela Merkel y el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.
En Berlín, Pompeo instó a los países occidentales a "defender lo que tan duramente se conquistó en 1989" y a "tomar conciencia de que se vive una carrera de defensa de los valores contra las naciones no libres", señalando a China y Rusia.
La presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tampoco se quedó atrás al pedir que se observe con atención a Pekín y Moscú. La dirigente admitió que en 1989 hubo una cierta ingenuidad, cuando el mundo creyó a pies juntillas que la "victoria de las democracias liberales no podría detenerse".