La Tierra no es una esfera perfecta. La rotación hace que se infle ligeramente en el ecuador, lo que la convierte un 0,3 por ciento más ancha allí que de polo a polo.
Pero eso no es nada comparado con PSR J2322-2650b, un objeto con una masa igual a la de Júpiter estudiado recientemente descubierto por el telescopio espacial James Webb. El diámetro ecuatorial de este planeta es un 38% más ancho que su diámetro polar, lo que le da la distintiva forma de un limón y una atmósfera extraña.
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“Es el planeta más elástico cuya elongación se haya confirmado”, precisó Michael Zhang, científico especializado en exoplanetas de la Universidad de Chicago y autor principal de un artículo en el que se describe el planeta, publicado el martes en The Astrophysical Journal Letters.
PSR J2322-2650b fue descubierto en 2011 por el radiotelescopio Parkes de Australia. Está a más de 2000 años luz de la Tierra. Llamó la atención de inmediato por ser un gigante gaseoso del tamaño de Júpiter que orbita alrededor de un pulsar –una estrella densa que gira rápidamente derivada de una supernova–. Los pulsares se llaman así porque lanzan radiación desde sus polos. El planeta se encuentra a solo un millón de kilómetros de la estrella, completando una órbita en ocho horas. Es el único gigante gaseoso conocido que orbita alrededor de un pulsar.
Esta cercanía confiere al planeta su forma inusual cuando la gravedad de la estrella tira de él. “Está lo bastante cerca como para que todo se canalice desde el objeto hasta el pulsar”, explicó Peter Gao, científico especializado en exoplanetas de la Institución Carnegie para la Ciencia de Washington y autor del artículo. “Existe una punta literal, similar a un punto, donde material sale del planeta y entra en espiral”.

Utilizando las capacidades infrarrojas del telescopio Webb, el equipo pudo estudiar la atmósfera del planeta, la primera vez que se hizo esto para un planeta que orbita un pulsar. Las observaciones insinuaron la extraña forma del mundo. Y también revelaron algo más: el planeta carece de hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Que son elementos comunes en otros planetas, incluidos los gigantes gaseosos. En su lugar, está formado principalmente por helio y carbono molecular. “Un mundo dominado por el helio y el carbono es algo que nunca habíamos visto antes”, aclaró Gao.
Su atmósfera de carbono podría darle “nubes hechas de grafito”, sostuvo Zhang, y diamantes en su núcleo. Bandas de tormentas trazarían el exterior del mundo, parecido a un limón, en forma de W, mientras que lo más probable es que tenga un color rojo debido al polvo y a las partículas parecidas al hollín formadas por el carbono.
“Es una cosa rara y estrafalaria”, aseveró Emily Rauscher, astrofísica teórica de la Universidad de Míchigan. “No se formó como cualquier otro planeta normal”.
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Las extrañas propiedades de PSR J2322-2650b podrían significar que en realidad no se trata de un planeta, sino del remanente de una estrella que orbitó el pulsar y que fue devorada lentamente. “Nos inclinamos por la hipótesis de la estrella”, explicó Gao, lo que podría convertirlo en un tipo de sistema conocido como un pulsar viuda negra, en el que se contempla una estrella tragada por un pulsar.
Podrían ser los últimos momentos de un sistema de este tipo, con PSR J2322-2650b a punto de ser consumido por completo. “Habría perdido el 99,9% de su masa, y lo detectamos justo al final”, confirmó Gao.
Como alternativa, Zhang dijo que también podría tratarse de “un tipo de objeto completamente nuevo para el que no tenemos nombre”, en el que PSR J2322-2650b permanecería en una órbita estable alrededor de su pulsar durante miles de millones de años, en lugar de ser devorado de forma inminente. Espera buscar más mundos de este tipo en el futuro para averiguarlo.

“Espero que tengamos un hermano con el que comparar este objeto”, sostuvo. “Si está perdiendo masa continuamente, tuvimos mucha suerte de verlo en su último momento antes de desaparecer”.
*Jonathan O’Callaghan, periodista especializado en ciencia y espacio para el New York Times.



