Un soleado y caluroso sábado recibió al presidente Javier Milei en Foz de Iguazú, Brasil, el lugar elegido por Luiz Inácio Lula da Silva para realizar una nueva cumbre de líderes del Mercosur.
Al comienzo de la semana, la expectativa estaba puesta en que, finalmente y con la presencia de las autoridades europeas, este sábado se podría anunciar la firma para la entrada en vigencia del tan ansiado tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. No pasará.
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La postergación anunciada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y comunicada internamente en el grupo latinoamericano por Lula en el uso de la presidencia pro tempore, hizo que el encuentro se convierta en una cumbre deslucida, sin temas sumamente relevantes sobre la mesa.
Pese a que Milei había amagado con no viajar a Brasil, este sábado está presente en el exclusivo Belmond Hotel das Cataratas junto a los presidentes de Paraguay, Santiago Peña, y de Uruguay, Yamandú Orsi, y el debutante en este tipo de encuentros Rodrigo Paz, de Bolivia.
El mandatario argentino podrá disfrutar de las hermosas vistas que el resort regala de las Cataratas del Iguazú. Pero, sobre todas las cosas, expondrá la posición que la Argentina viene sosteniendo en los encuentros y conversaciones tanto con sus socios regionales como los globales: la necesidad de flexibilizar el Mercosur para permitir mayores acuerdos bilaterales.

“Entendemos que hay que flexibilizar porque la dinámica de las negociaciones hoy en día tienen una urgencia distinta a la que vemos, por ejemplo, con la Unión Europea, donde llevamos 26 años negociando”, aseguró en diálogo con TN el canciller argentino Pablo Quirno.
Es un pedido similar al que años atrás realizó Luis Lacalle Pou desde Uruguay, que se encontró con la resistencia de la propia administración argentina con Alberto Fernández a la cabeza. Hoy, la Casa Rosada entiende que están dadas las condiciones para encontrar mecanismos de flexibilización que no necesariamente signifiquen romper el bloque.
Milei pedirá avanzar en las conversaciones en curso con Emiratos Árabes Unidos, Canadá o Japón, entre otros. Esta mirada es una clara representación del libre mercado que pregona el presidente argentino desde su llegada al sillón de Rivadavia.
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Al mismo tiempo, en medio de plena escalada de tensión en el Caribe por el despliegue militar de Estados Unidos, la representación argentina levantará bandera en contra de las violaciones a los derechos humanos cometidas en Venezuela bajo el mandato de Nicolás Maduro junto con el pedido de liberación del gendarme Nahuel Gallo. Este puede ser uno de los puntos en donde las miradas de Milei y Lula terminen colisionando, aunque de manera contenida.
Ninguno de los dos busca una confrontación y el viaje del argentino representa un gesto político hacia el principal socio comercial de nuestro país. A fin de cuenta, Milei y Peña estarían logrando lo que alguna vez se propusieron: que el anuncio del tratado de libre comercio no se produzca del lado brasileño de las cataratas, sino en Paraguay, quien recibirá la presidencia pro tempore del bloque por los próximos seis meses.
La nueva fecha establecida por Bruselas es el 12 de enero. Ya fueron tantas las dilataciones que desde prácticamente todas las cancillerías del Mercosur miran con incredulidad el plazo. “Un acuerdo no es acuerdo hasta que se firma, pasa con la Unión Europea, con Estados Unidos como con cualquier otro”, repiten funcionarios al tanto de todas estas negociaciones.



