Tras el triunfo de José Antonio Kast en el histórico balotaje de este domingo, Chile se prepara para casi tres meses de transición hacia un gobierno de derecha dura que prepara cambios “radicales” tras cuatro años de una impopular gestión del progresista Gabriel Boric.
Kast asumirá el poder el 11 de marzo próximo, tras derrotar a su rival oficialista Jeannette Jara, afiliada al Partido Comunista.
Leé también: Francia pidió posponer el acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur
Son casi tres meses para garantizar el traspaso de poder entre el izquierdista Boric y el ultraconservador Kast. Pero Chile no es la Argentina. Nadie duda de que será un proceso dialoguista y sin trabas más allá de diferencias ideológicas marcadas entre dos extremos de la política nacional.
Inseguridad, migración y economía
La campaña de Kast se basó en tres ejes fundamentales: combate a la inseguridad y el narcotráfico, lucha contra la inmigración ilegal y un programa económico que promete reformular el Estado y dejar atrás un Chile que, según afirmó, “se cae a pedazos”.
El presidente electo, de 59 años, tendrá un aceitado vínculo con Javier Milei por su clara afinidad ideológica con su par argentino. Pero Kast tiene una personalidad muy diferente.

“Es posible que tengamos un giro a lo Milei, no en la cosa performática, porque no es el estilo de Kast, pero sí en temas de política económica”, dijo a TN la analista chilena Claudia Heiss, profesora de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.
En ese escenario, el presidente electo prometió un ajuste fiscal de 6000 millones de dólares. “Kast ha prometido una gran reducción del Estado y del aparato público. Hay que ver cuánto va a cumplir porque él ha dicho que va a hacer recortes fiscales sin afectar los derechos sociales, cosa que se ve bastante difícil”, añadió la analista.
Leé también: Los videos más impactantes del ataque terrorista en una playa de Australia
Heiss señaló también que ve posible una “reducción de presupuesto para políticas sociales y para planes con los que él no este de acuerdo y que tengan que ver con la educación y temas como la diversidad sexual y de género”. Además, se espera una profundización de la apertura económica, algo que Chile mantiene desde las épocas de la dictadura de Augusto Pinochet, lo que podría golpear algunas reformas aprobadas por Boric en las áreas de la salud y de las pensiones.
En política exterior, se espera un alineamiento formal con Estados Unidos de Donald Trump y un posicionamiento frontal contra la Venezuela chavista más allá de que Boric tuvo una posición muy clara contra Nicolás Maduro.
Inmigración e inseguridad
Kast privilegió en campaña su promesa de “mano dura” para combatir el crimen y la violencia y expulsar a los más de 300.000 inmigrantes sin documentos que viven en el país.
Si bien es considerado uno de los países más seguros de la región, Chile atravesó en los últimos años una radicalización de la violencia impulsada por la presencia de bandas narco como la venezolana Tren de Aragua. De hecho, el índice de asesinatos trepó a 6 cada 100.000 habitantes (frente a los 3,8 de la Argentina). Además, aumentaron los secuestros, robos y extorsiones.
Este aumento de la inseguridad fomentó un auge de la xenofobia, en especial hacia la comunidad venezolana, de más de 700.000 personas (frente a los 200.000 en la Argentina). Muchos chilenos culpan hoy a los extranjeros del incremento del crimen organizado.

“En las áreas de inmigración y seguridad va a tratar de mostrar resultados con políticas efectistas de encarcelamiento y cosas así de estilo (del presidente de El Salvador, Nayib) Bukele”, dijo Heiss.
De hecho, en campaña, Kast le dio 90 días a los migrantes sin papeles para dejar el país.
¿Podrá Kast hacer reformas profundas?
Los chilenos votaron por un cambio radical en el país. Pero la pregunta que se hacen hoy los analistas es si Kast podrá llevar adelante los cambios que propuso en campaña. Tendrá ante sí un escenario legislativo que lo obligará a negociar con otras fuerzas de derecha y centroderecha en el Parlamento, algunas afines a su proyecto.
“En Chile todo es superlegal, todo se hace por leyes. Por lo mismo no podrá hacer muchas cosas porque no tienen mayoría para hacerlo. Pero Chile cambiará radicalmente”, dijo a TN la analista Marta Lagos, fundadora de la consultora Latinobarómetro y la encuestadora MORI Chile.
Además, Heiss cree que el presidente electo no se meterá en temas que podrían dividir a los chilenos, como el aborto o en políticas de género. El aborto en Chile es legal desde 2017, pero solo bajo tres causales específicas: riesgo para la vida de la mujer, inviabilidad fetal y embarazo por violación. El país aprobó en 2021 el matrimonio homosexual.
“Esos son asuntos divisivos y, por lo tanto, no es tan claro hasta qué punto su agenda previa, que ha sostenido su partido, se va a materializar en el gobierno. Quizás el poder económico, el empresariado y sus aliados de derecha van a moderar un poco esas agendas. No les conviene que haya mucha efervescencia. Políticas demasiado radicales podrían generar inestabilidad y eso podría moderar un poco esa agenda”, apuntó.
Pero Heiss está convencida de que “algunos cambios va a haber de todas maneras porque es parte de su identidad como Partido Republicano. Kast va a querer fortalecer a su partido y mostrar que es diferente de la derecha tradicional” chilena.



