Un hombre murió luego de que una barra le cayera sobre el pecho mientras entrenaba este lunes en un gimnasio de Brasil. La trágica secuencia quedó registrada por una cámara de seguridad.
La víctima fue identificada como Ronald Montenegro, presidente del Centro Cultural Palácio dos Bonecos Gigantes de la ciudad de Olinda y apasionado del carnaval.
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En las imágenes, filmadas por una cámara de seguridad, se ve como Ronald hacía press de banca y, según los especialistas, una mala técnica de agarre podría haber sido la causa del accidente.
La barra se le escapó de las manos y cayó directamente sobre su tórax. Aunque logró incorporarse por unos segundos, luego se desplomó en el suelo poco después y varias personas se acercaron para ayudarlo.

El hombre fue trasladado por el personal del gimnasio a la Unidad de Atención de Emergencias (UPA) de Rio Doce, pero no sobrevivió.
Lúcio Beltrão, presidente del Consejo Regional de Educación Física (Cref) de Pernambuco, explicó que la forma en que Ronald sujetaba la barra, sin colocar los pulgares alrededor del equipo, se considera inadecuada y es conocida como “agarre suicida” o “agarre falso”.
El accidente y la reacción en la academia
Desde la academia aseguraron que brindaron atención inmediata y que todo el personal recibe capacitaciones periódicas en primeros auxilios.
Sin embargo, familiares de Ronald cuestionaron la falta de estructura de emergencia en el lugar y por qué no había un profesional supervisando a Ronald durante su entrenamiento.

“No había bomberos, ni puesto médico, nada. Las personas no pueden morir así, aunque sepan hacer el ejercicio, necesitan acompañamiento”, reclamaron.
Un pariente comentó al sitio g1 que los entrenadores que lo asistieron estaban desesperados y que solo el resultado de la autopsia podrá aclarar las causas exactas de la muerte.
Lo cierto es que la Policía de Pernambuco intervino en el caso y caratuló la causa como muerte accidental.
Un referente de la cultura y el carnaval
Ronald Montenegro tenía 49 años y era padre de Milena y Ronald Junior, de 26 y 18 años. Además de su pasión por el deporte, era un ferviente defensor de la cultura popular de Olinda.
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El Centro Cultural Palácio dos Bonecos Gigantes, que presidía, lamentó su partida: “Perdimos no solo a un líder, sino a un amigo y creador, responsable de mantener viva la tradición de los muñecos gigantes”.



