La naturaleza regaló una noticia que emociona a conservacionistas y amantes de la vida silvestre: nació una cría de rinoceronte negro en libertad en Kenia. La especie está al borde de la extinción y quedan menos de 600 ejemplares en todo el planeta.
El hallazgo fue confirmado por un equipo de investigadores y guardaparques que patrullan la región de las Colinas de Chyulu, donde la población de estos rinocerontes es tan pequeña que cada nacimiento cuenta como un verdadero milagro. Con este nuevo integrante, el grupo local ahora suma nueve animales, según informó la Big Life Foundation, organización que trabaja para proteger la fauna de la zona.
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Un nacimiento que renueva la esperanza
La cría, que tendría unos seis meses de vida, fue vista por primera vez siguiendo las huellas de su madre, una hembra de 14 años llamada Namunyak. Los guardaparques, que recorren el área de manera regular, notaron las pequeñas pisadas y comenzaron a sospechar que se trataba de un nuevo nacimiento.

Durante meses, Namunyak no apareció en las cámaras trampa que la organización utiliza para monitorear a los animales, lo que alimentó la teoría de que estaba preñada y se había aislado para dar a luz. Finalmente, las imágenes confirmaron la buena noticia: Namunyak volvió a aparecer, esta vez acompañada por su cría.
Según los especialistas, el padre sería un macho llamado Chester. Aunque todavía no se sabe el sexo del nuevo rinoceronte, cada día que pasa aumenta su probabilidad de sobrevivir. “Si todo sigue bien, esta cría podría vivir hasta 2065”, señalaron desde la fundación.
Una especie al límite y una historia de supervivencia
El rinoceronte negro oriental es una de las especies más amenazadas del mundo. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), quedan apenas 583 ejemplares adultos en estado salvaje. La caza furtiva por sus cuernos, especialmente en la década del 70, diezmó la población y llevó a la especie al borde de la desaparición.

Hasta fines de los años 90, muchos expertos creían que el rinoceronte negro oriental se había extinguido en la región. Sin embargo, la aparición de un pequeño grupo que logró evitar el contacto humano devolvió la esperanza a los conservacionistas.
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“Son los últimos sobrevivientes de una población que alguna vez se extendió a lo largo de las Colinas de Chyulu y fue una de las más densas de África Oriental”, explicaron desde Big Life. “La supervivencia de este grupo y de sus genes es vital”.
El trabajo silencioso de los guardianes de la vida silvestre
El nacimiento de esta cría es el segundo en dos años dentro de este pequeño grupo, un dato que muestra que los esfuerzos de protección están dando resultados. Los guardaparques, 63 en total, patrullan la zona día y noche para evitar la caza furtiva y monitorear a los animales.
La organización decidió retrasar el anuncio del nacimiento porque las crías de rinoceronte son extremadamente vulnerables en sus primeros meses de vida. Ahora, con seis meses cumplidos, la pequeña cría ya tiene más chances de sobrevivir y convertirse en un símbolo de resistencia para su especie.
“Cada vez que la vemos, se mueve y juega como cualquier bebé rinoceronte”, contó Amy Baird, subdirectora de Big Life.



