De la lista negra del FBI a la Casa Blanca: Donald Trump recibió el lunes al gobernante sirio Ahmed al Sharaa, un exyihadista al que Estados Unidos vinculaba hasta hace un puñado de años con Al Qaeda y el Estado Islámico.
De hecho, hasta hace menos de un año, Washington ofrecía 10 millones de dólares por su captura.
Al Sharaa, que lideró una coalición rebelde de islamistas que derrocó a Bashar al Assad en diciembre pasado tras décadas en el poder y que dejó atrás su nombre de guerra Abu Mohammed al Golani, es el primer líder sirio en visitar la Casa Blanca desde la independencia del país en 1946.
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“Me cae bien”, dijo Trump tras el encuentro, que se llevó a cabo lejos de las cámaras.
El presidente estadounidense dijo que quiere que Siria se convierta en un país “muy exitoso” tras 14 años de guerra civil y afirmó que Al Sharaa “puede lograrlo, realmente lo creo”.
“Es un líder muy fuerte”, afirmó. “La gente decía que había tenido un pasado difícil, todos hemos tenido pasados difíciles (...) Y pienso sinceramente que sin un pasado difícil no tienes ninguna oportunidad”, señaló Trump. El mandatario republicano ya había expresado su simpatía por el presidente interino sirio durante su primer encuentro en mayo en el Golfo Pérsico.
Nueva pausa en las sanciones
Ahora, con motivo de esta visita histórica, el Departamento de Estado anunció una nueva pausa en las sanciones estadounidenses, mientras se espera que el Congreso eventualmente las levante de manera definitiva.
Al Sharaa llegó discretamente a la Casa Blanca. Ingresó por una entrada lateral, sin el protocolo habitualmente reservado a los jefes de Estado y de gobierno extranjeros, a quienes el presidente estadounidense casi siempre recibe en el pórtico.

Los periodistas tampoco fueron invitados a la Oficina Oval en presencia de los dos líderes, al contrario de lo que suele ocurrir en visitas oficiales.
Tras la reunión, el líder sirio se detuvo unos instantes para saludar a partidarios que lo aclamaban frente a la Casa Blanca.
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En un breve comunicado en X acompañado de algunas fotos, la presidencia siria indicó que los dos dirigentes habían discutido “las maneras de desarrollar y fortalecer” la relación bilateral, así como “varios temas regionales e internacionales de interés común”.
Al Sharaa obtuvo una nueva pausa de 180 días de la ley César que imponía sanciones estadounidenses drásticas contra el gobierno de Bashar al Asad, ya suspendida en mayo.
El gobierno de Trump quiere una derogación completa de esta ley de 2019, que excluye a Siria del sistema bancario internacional y de las transacciones financieras en dólares, pero esto requiere una votación del Congreso. Ni Washington ni Damasco comunicaron de inmediato otro anuncio que se esperaba el lunes.
Durante la visita, Siria debía firmar un acuerdo para unirse a la coalición internacional antiterrorista liderada por Estados Unidos, según el enviado estadounidense para Siria, Tom Barrack.
Base militar en Siria
Estados Unidos planea establecer una base militar cerca de Damasco, “para coordinar la ayuda humanitaria y observar los desarrollos entre Siria e Israel”, según otra fuente diplomática en Siria. Washington retiró el viernes a Al Sharaa, de 43 años, de la lista negra de terroristas.
Desde 2017 y hasta diciembre pasado, el FBI ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares por cualquier información que llevara al arresto del líder de la antigua rama local de Al Qaida, el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS).
El jueves, el Consejo de Seguridad de la ONU también levantó las sanciones contra Al Sharaa, por iniciativa de Estados Unidos.
Desde que asumió el poder, el dirigente sirio ha roto con su pasado y se abrió a Occidente y los Estados de la región, incluido Israel, con el cual su país está teóricamente en guerra.
Sin embargo, también prometió “redefinir” la relación de Siria con la Rusia de Vladimir Putin, con quien Al Sharaa se reunió en Moscú hace menos de un mes. Rusia es un aliado clave de Al Assad, quien se encuentra precisamente asilado allí.
En mayo, Trump había instado a Al Sharaa a unirse a los acuerdos de Abraham, que llevaron a varios países árabes a reconocer a Israel en 2020.
(Con información de AFP)



