Incluso cuando el cierre del gobierno se prolongó hasta el miércoles 5 y superó el récord del más largo en la historia de Estados Unidos, el presidente Donald Trump no mostró ningún interés en negociar con los demócratas.
En lugar de eso, al llegar al día 36 de estancamiento entre ambas partes, el gobierno norteamericano dio a entender que planeaba intensificar las consecuencias.
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El martes, el presidente amenazó en las redes sociales con suspender el pago de subsidios alimentarios a 42 millones de estadounidenses hasta que finalice el cierre del gobierno, en aparente desafío a una orden judicial. (Posteriormente, la secretaria de prensa de la Casa Blanca declaró que acataría la decisión del tribunal).
El secretario de Transporte de Trump, Sean Duffy, advirtió que podría tener que cerrar partes del espacio aéreo nacional la semana próxima debido al posible “caos masivo” ocasionado por la escasez de controladores aéreos.
Y la Casa Blanca volvió a dejar abierta la posibilidad de no cumplir su obligación legal de pagar los salarios atrasados a los trabajadores suspendidos que no recibieron sus sueldos durante el cierre del gobierno.
En conjunto, el mensaje del gobierno de Trump fue claro: o los demócratas se retractan de su exigencia de prorrogar los subsidios de salud que están por vencer, o las consecuencias del cierre empeorarán.

El miércoles después de medianoche, el estancamiento fiscal de este año superó los 35 días completos, con lo cual bate el ignominioso récord del cierre más largo de la historia de Estados Unidos, dejando segundo al anterior, de 34 días durante el primer mandato de Trump.
A diferencia de aquel enfrentamiento, el presidente no se implicó en las negociaciones para poner fin al dilema actual. En su lugar, la Casa Blanca apuesta porque, mientras más tiempo sigan negándose a respaldar el plan republicano para una prórroga del gasto a corto plazo con los niveles de financiamiento actuales, los principales grupos de apoyo de los demócratas se volverán en su contra.
El gobierno señaló los llamamientos de algunos líderes sindicales para que el Congreso reabra el gobierno según el plan republicano y luego negocie los costos de la atención médica.
“El obstruccionismo de los demócratas batirá esta noche el récord del cierre del gobierno más largo de la historia de Estados Unidos”, dijo Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en una rueda de prensa. “Los demócratas están perjudicando intencionalmente a las familias, los trabajadores y las empresas estadounidenses con este cierre”, señaló.
Cuando se le preguntó qué hacía Trump para poner fin al cierre del gobierno, Leavitt dijo que “presionaba a los republicanos para que sigan votando” sobre un proyecto de ley de financiación. Trump invitó a todos los senadores republicanos a una conversación en la Casa Blanca el miércoles.
Queda por ver a qué partido responsabilizarán en última instancia los estadounidenses de la parálisis de Washington. Sin embargo, recientes encuestas públicas muestran que una mayor proporción de la población actualmente atribuye la responsabilidad a los republicanos.
“Realmente intento evitar convertir esto en una cuestión de lo que dicen las encuestas, o de quién va ganando o perdiendo, porque nadie gana”, dijo a la prensa el senador John Thune, por Dakota del Sur, el principal republicano del Senado. “Los cierres son estúpidos. Llevo aquí el tiempo suficiente para haber pasado por unos cuantos. Nadie gana”, agregó.
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Los demócratas afirman que la negativa del presidente a entablar conversaciones significa que Trump es el responsable del impacto sobre los estadounidenses.
En declaraciones a los periodistas, el senador Chuck Schumer, por Nueva York, el principal demócrata del Senado, dijo el martes que se estaban llevando a cabo algunas conversaciones informales y que los demócratas estaban “explorando todas las opciones”.
Pero dijo que Trump no se involucró. “La culpa de este cierre recae sobre sus hombros”, dijo Schumer. “Se ha negado a hablar con nosotros”.
El representante Hakeem Jeffries, por Nueva York, principal demócrata de la Cámara de Representantes, dijo que no retrocederían hasta conseguir un acuerdo para mejorar las prestaciones de salud.
“Donald Trump está reteniendo ilegalmente miles de millones de dólares en prestaciones del SNAP a 42 millones de estadounidenses y 16 millones de niños”, dijo Jeffries, en referencia al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria. “No hay motivos para el optimismo, ante la crueldad y el dolor que Donald Trump y los republicanos siguen infligiendo al pueblo estadounidense”.
Sugirió que los demócratas podrían ganar más impulso político para su posición con las victorias en las elecciones a gobernador en Virginia y Nueva Jersey el martes por la noche.
“Se acabó para esta gente”, dijo refiriéndose a los republicanos antes del cierre de las urnas, “y lo vamos a ver hoy, y lo vamos a ver durante las elecciones intermedias”.
Durante semanas, el gobierno de Trump jugó a un juego de ganadores y perdedores con el cierre, al tratar de mitigar el daño a los militares y a las fuerzas del orden, mientras aumentaba la presión sobre los electores demócratas. Trump utilizó el estancamiento fiscal para detener la financiación de las jurisdicciones demócratas, y ha intentado despedir a miles de trabajadores federales.
El martes, Trump dijo que el daño se intensificaría.

En una publicación en Truth Social, el presidente dijo que las prestaciones de los cupones de alimentos del SNAP “se darán solo cuando los demócratas de izquierda radical abran el gobierno, lo que pueden hacer fácilmente, ¡y no antes!”.
Horas después de ese ultimátum, Leavitt pareció retractarse de los comentarios del presidente. Dijo a los periodistas en una rueda de prensa que el gobierno estaba “cumpliendo plenamente” con el tribunal y que proporcionaría pagos parciales de cupones para alimentos en noviembre.
La Casa Blanca no quiso dar más detalles sobre los planes de Trump. El Departamento de Agricultura, que administra el programa, no respondió a una solicitud de comentarios.
Por su parte, Duffy, secretario de Transporte, advirtió de un “caos masivo” en los cielos.
“Verán un caos masivo, verán retrasos masivos en los vuelos, verán cancelaciones masivas”, dijo durante una conferencia de prensa, y acusó a los demócratas de perpetuar lo que calificó de “cierre sin sentido”.
“Y puede que nos vean cerrar ciertas partes del espacio aéreo porque simplemente no podemos gestionarlo, porque no tenemos controladores aéreos”, explicó.
En las notificaciones más recientes de las agencias a los trabajadores federales sobre el cierre se omitió cualquier mención a que los empleados suspendidos recibirían salarios atrasados, los cuales están garantizados en virtud de una ley que Trump firmó en 2019.
Leavitt no quiso comprometerse a que el gobierno cumpliera la ley y dijo el martes que el asunto era objeto de negociaciones.
“Es algo que estamos muy abiertos a discutir con los demócratas como parte de las conversaciones sobre la resolución continua para mantener abierto el gobierno”, dijo.
Trump amenazó anteriormente con retener los salarios atrasados de algunos trabajadores federales, y añadió que “hay algunas personas que realmente no merecen ser atendidas, y nos ocuparemos de ellas de otra manera”.
Por Luke Broadwater.



