Más de medio siglo después de su desaparición, el caso de Cheryl Grimmer volvió a ocupar la agenda en Australia, luego de que un parlamentario exigiera reabrir la investigación. La niña británica, de solo tres años, desapareció en 1970 en una ducha en la playa en Wollongong, Nueva Gales del Sur, y su familia nunca volvió a verla.
La familia Grimmer se había mudado desde Bristol, Inglaterra, buscando un nuevo comienzo. Pero ese sueño se truncó el 12 de enero, cuando Cheryl desapareció en la playa mientras su madre, Carole, recogía las pertenencias del grupo. Ahora, 55 años después, su hermano sigue buscando resolver el caso.
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“Fue entonces cuando cometí el error fatal de irme a buscar a mi madre”, confesó su hermano Ricki Grimmer al diario The Australian.
Por entonces, Ricki tenía siete años. Fue él quien avisó a su madre que Cheryl no salía de la ducha, tras un día de playa en familia. El nene nunca imaginó que sería el último momento en que la verían. “Recuerdo las palizas que recibí, el odio que mi padre me tenía porque me culpaba por haberla abandonado”, relató el hombre.
Las autoridades australianas montaron una búsqueda masiva, pero Cheryl nunca fue hallada. Décadas después, un hombre identificado como “Mercury” confesó el crimen durante un interrogatorio policial en los años 70. “Mercury” fue arrestado y acusado, aunque se declaró inocente en 2024.

Según informó la BBC, la familia publicó la semana pasada un extenso documento en el que señaló errores de las autoridades en la búsqueda de Cheryl. En ese contexto, el parlamentario Jeremy Buckingham pidió reabrir la investigación para revisar las conclusiones de la revisión policial, que durante cuatro años no halló nuevas pruebas.
Durante la sesión parlamentaria del jueves 23 de octubre, a la que asistieron familiares de Cheryl, Buckingham reveló públicamente el nombre del sospechoso y leyó parte de su confesión.
“La familia de Cheryl Grimmer ha pasado por mucha angustia durante un período tan largo de tiempo”, dijo ante el Congreso, reclamando una nueva investigación.
A 55 años del hecho, la desaparición de Cheryl sigue siendo uno de los misterios más dolorosos de Australia. Su hermano Ricki, hoy adulto, sostiene la promesa que les hizo a sus padres: no dejar de buscar la verdad.



