La vida de Kate Saar cambió para siempre en febrero de 2024. Hasta ese momento, la mujer que vive en Long Island, Nueva York, creía que su historia era la de una adopción común: “Según me dijeron, me dio en adopción porque quería una vida mejor, así que me sentí feliz”, contó. Pero la verdad era mucho más dura. Había sido robada.
Todo empezó cuando, durante un viaje a Chile, un guía turístico le lanzó una pregunta que la dejó helada: “Me pregunto si formaba parte de los niños robados de Chile”. Esa frase la llevó a investigar y a descubrir que, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1972-1988), miles de bebés y niños fueron arrebatados a sus familias y entregados en adopciones ilegales, muchas veces fuera del país.
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Una búsqueda incansable y un abrazo esperado
Meses después, Kate recibió un mensaje inesperado en redes sociales. Un hombre llamado Carlos le avisó que su madre biológica la estaba buscando. Así fue como se contactó con Connecting Roots, una organización que ayuda a reunir a niños chilenos adoptados con sus familias de origen.
La ONG facilitó las pruebas de ADN entre Kate y María Paulina González. En cuestión de días, confirmaron el vínculo: eran madre e hija.

El miércoles, María Paulina viajó más de 8000 kilómetros desde Chile hasta Nueva York para abrazar a su hija por primera vez. El reencuentro fue el final de una búsqueda que la madre había iniciado hace 25 años.
“Estoy viviendo un sueño. Siempre la amé y nunca me olvidé de ella”, dijo María Paulina, todavía incrédula por el reencuentro.
María Paulina dio a luz en un convento, donde la mantuvieron sedada todo el tiempo. “No sabía lo que le había pasado, ni donde estaba, porque la mantuvieron drogada todo el tiempo”, comentó a Fox 5 una integrante de la ONG.
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Ambas decidieron contar su historia para crear conciencia y animar a otras personas que puedan haber pasado por lo mismo. Por ahora, su vínculo se repartirá entre Estados Unidos y Chile.
“Nunca me hubiera imaginado que sería parte de algo así. Por fin puedo decir que me parezco a alguien”, dijo Saar. “Incluso usamos el mismo maquillaje de ojos”, comentó.
El drama de los niños robados en la dictadura chilena
Durante la dictadura de Pinochet, miles de familias chilenas sufrieron el robo de sus hijos, los llamados “niños del silencio”. Muchos de esos chicos terminaron en adopciones ilegales en el extranjero, sin saber nunca la verdad sobre su origen.
“A algunas madres les dijeron que su hijo había muerto al nacer. A otras les arrebataron a sus bebés durante las consultas médicas”, dijo Tyler Graf, presidente y director ejecutivo de Connecting Roots. “En muchos casos, la Iglesia Católica estuvo involucrada”, dijo.
Ahora María Paulina conoció a sus nietos y a la madre adoptiva de Saar, quien apoyó su búsqueda. “Ya estamos planeando la Navidad y las vacaciones juntos”, dijo Saar.
Después de décadas separadas, madre e hija finalmente recuperan el tiempo que perdieron.