El ejército de Nepal retomó este miércoles el control de la capital, Katmandú, después de dos días de disturbios, los más violentos en 20 años, que llevaron a la renuncia del primer ministro y a la apertura de un diálogo sobre el futuro del país.
El lunes la policía nepalí reprimió violentamente una ola de protestas contra la corrupción y una reciente decisión del gobierno de bloquear las redes sociales. Los enfrentamientos dejaron al menos una veintena de muertos y cientos de heridos.
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A pesar del restablecimiento de plataformas como Facebook, X o YouTube, la promesa de una investigación sobre la violencia policial y la renuncia del primer ministro, KP Sharma Oli, grupos de jóvenes manifestantes -bajo el paraguas de Generación Z- saquearon el martes edificios públicos y las viviendas de varios dirigentes.
El Parlamento fue incendiado, así como la residencia del hasta entonces primer ministro.
El ejército retoma el control y el diálogo con los manifestantes
El miércoles, el jefe del Estado Mayor del ejército, el general Ashok Raj Sigdel, se reunió con varias personalidades, incluyendo representantes de los manifestantes, dijo el portavoz del ejército, Rajaram Basnet. Y agregó, sin dar más detalles: “El jefe del ejército inició reuniones con diferentes partes y se reunió con representantes de GenZ”.

En la capital, los militares vigilaban que se respetara el toque de queda impuesto hasta nueva orden para reimponer la calma. Las escuelas, empresas y comercios permanecían cerrados.
Soldados armados, en tanques y vehículos blindados, patrullaban las calles entre chasis de vehículos incendiados y restos de las barricadas levantadas en la víspera.
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Ya el martes, el general Sigdel había instado a “todos los grupos implicados en las manifestaciones a guardar la calma y dialogar”. En el mismo sentido, el presidente, Ramchandra Paudel, también pidió a “todos, incluidos los manifestantes, cooperar para resolver pacíficamente la difícil situación del país”.
Quiénes dirigirán la transición
Entre los nombres que se barajan para dirigir una posible transición, están el de la magistrada Shushila Karki, exjefa del Tribunal Supremo, y el del alcalde de Katmandú, Balendra Shah, un exingeniero y rapero de 35 años.
KP Sharma Oli, de 73 años, apuntó que dimitía “para que se puedan tomar medidas con vistas a una solución política”.
Oli, líder del Partido Comunista de Nepal, ha dirigido cuatro veces el gobierno desde 2015 y es un ejemplo de esa élite de mandatarios cuya partida exigen los jóvenes, afectados por las altas tasas de paro y hartos de la corrupción.
(Con información de AFP)