Un ataque aéreo ruso contra un centro comercial en Dobropilia, región de Dónetsk, dejó al menos dos muertos y 27 heridos este miércoles, apenas 48 horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzara un ultimátum a Vladimir Putin para que ordene un cese al fuego en Ucrania en los próximos 50 días.
El bombardeo fue con una bomba de 500 kilogramos, según informaron autoridades ucranianas.
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Una ciudad golpeada otra vez por los ataques
“Los rusos volvieron a atentar contra un lugar siempre concurrido”, denunció Vadim Filaskin, responsable de la administración militar de la región. El ataque destruyó un centro comercial, afectó a 30 comercios, seis edificios, 304 departamentos y ocho autos. La ciudad de Dobropilia, ubicada en el oeste de la región de Dónetsk —zona con fuerte presencia de la etnia rusa y ocupación militar desde 2022— ya había sido blanco de ataques en marzo pasado.
Desde el lugar del hecho, el presidente Volodimir Zelenski calificó el bombardeo como “un acto de terror ruso horrendo y absurdo” y publicó un video con imágenes de los destrozos. “Las operaciones de rescate están en marcha. No hay lógica militar en esto, solo la intención de matar a tantos como sea posible. Vamos a responder”, aseguró.
Además, anunció cambios en la política de defensa: el Ministerio de Defensa tendrá mayor control sobre la producción de armas y supervisará los acuerdos de ayuda militar con países aliados.
Un ultimátum y más presión internacional
El bombardeo ruso se produce tras el ultimátum lanzado por Donald Trump el lunes, en el que exigió a Rusia un alto el fuego en un plazo de 50 días. En caso contrario, el republicano prometió aplicar un arancel del 100 % al comercio bilateral y aumentar la presión económica. También anticipó que enviará más sistemas antiaéreos Patriot a Ucrania, aunque el financiamiento provendrá de aliados europeos.
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La OTAN respaldó la advertencia y el mismo Zelenski reveló un intercambio con Trump: “Me preguntó si podíamos alcanzar Moscú o San Petersburgo si teníamos las armas. Le respondí: ‘Sí, me dan las armas’”.
Desde el Kremlin, la respuesta fue inmediata. El ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo desde Shanghái: “Cualquier intento de plantear exigencias nos parece inaceptable”, y añadió que Trump “está bajo una enorme presión” y que Rusia ya ha resistido sanciones sin precedentes.
