Los mexicanos José y Alicia Olvera llevaban toda una vida juntos. Habían llegado a Texas hace más de cuatro décadas, con la esperanza de construir un futuro tranquilo y lo lograron. Ahí trabajaron, criaron a sus hijos y aprendieron a querer esa tierra como propia. Hasta que un día, el agua lo arrasó todo.
El 4 de julio, mientras Estados Unidos celebraba su independencia, una tormenta azotó la región. Las lluvias provocaron desbordes repentinos que destruyeron todo a su paso. Al menos 150 personas murieron por las inundaciones. Entre ellas estaban José y Alicia, que intentaron escapar a pie, pero fueron alcanzados por la corriente.
Durante horas, sus familiares mantuvieron la esperanza de que hubieran logrado refugiarse. José conocía bien la zona y sabía cómo actuar en situaciones de emergencia. “Él siempre decía que, si el agua subía, había que dirigirse a terrenos altos”, contó su hija, Lidia, en una entrevista con CNN.
Pero esta vez no fue suficiente. Un vecino que colaboró en los rescates relató que la pareja caminaba tomada de la mano cuando el agua subió de forma abrupta. Alicia cayó, y José intentó ayudarla. Se detuvo, la sostuvo y cambió de rumbo. Quiso llevarla a salvo. Pero el cauce era imparable.

“Estoy segura de que no quiso soltarla”, dijo Lidia. “Probablemente, se agarró de alguna rama, hizo todo lo que pudo y al final se fueron juntos”, describió.
Alerta por nuevas lluvias intensas
La amenaza de nuevas inundaciones vuelve a encender las alarmas en el sur de Estados Unidos. El Centro de Predicciones Meteorológicas (WPC, por sus siglas en inglés) advirtió que se espera que se registren lluvias muy intensas durante el fin de semana en regiones ya golpeadas por el desastre del 4 de julio.
El pronóstico señala que el este de Nuevo México, gran parte de Oklahoma y el oeste y norte de Texas estarán bajo riesgo elevado entre el sábado y el domingo, con una alerta de nivel 2 (en una escala de 4).
Las condiciones que se anticipan son especialmente peligrosas: hay un alto contenido de humedad proveniente del golfo y las tormentas, de desplazamiento lento, podrían descargar grandes volúmenes de agua en poco tiempo.