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    Era médico, ganó un Oscar y fue la última víctima de una de las guerras civiles más sangrientas de la historia

    Su nombre era Haing Somnang Ngor y había nacido en Camboya en la década de 1950. Antes de coprotagonizar Los Gritos del Silencio, había pasado cuatro años prisionero del temible Pol Pot, uno de los déspotas más brutales de la era moderna.

    Ricardo Canaletti
    Por 

    Ricardo Canaletti

    29 de junio 2025, 05:22hs
    Haing Somnang Ngor, el médico que ganó un Oscar.
    Haing Somnang Ngor, el médico que ganó un Oscar.

    Haing Somnang Ngor

    Todo el mundo conocía a Haing Somnang Ngor. ¡Cómo no! Había ganado un brilloso premio, nada menos que la estatuilla del Oscar como mejor actor de reparto en 1984. Increíble. Ngor no era actor sino médico, especialista en ginecología y cirugía. Su vida mezclaba tragedia y aventura, dolor y superación. Había estado en la ciénaga y había salido, solamente él, casi nadie más, ni siquiera su mujer, My-Huoy. En el cine, había participado en la ficción de su propia tragedia. La estatuilla la tenía en una repisa al lado de una gran estatua de Buda.

    El 25 de febrero de 1996, conducía su Mercedes Benz color dorado hacia su casa, un pequeño departamento en el Chinatown de Los Angeles, donde vivía solo. Estacionó el automóvil en una cochera ubicada en un callejón de paredes decoradas con grafitis, a la vuelta de su hogar. Era una noche fría y lluviosa, como todas las noches que la literatura se encarga de sombrear cuando los devenires son lúgubres.

    Un escenario secundario de la guerra

    En 1964, Haing era un estudiante de 24 años en la ciudad de Phnom Penh, capital de Camboya, su país natal. Hasta ese año, Camboya era un escenario secundario de la guerra que se desarrollaba en el vecino Vietnam. Entonces, el Vietcong, brazo armado de los comunistas de Vietnam del Norte, invadió zonas fronterizas con el propósito de abrir un segundo frente contra los estadounidenses fortificados en Vietnam del Sur.

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    La situación se agravó cuando en 1969 Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos, ordenó bombardear Camboya sorpresivamente, sin declaración de guerra. Durante cuatro años, los estadounidenses lanzaron 108.000 toneladas de explosivos y mataron alrededor de 120.000 personas, la gran mayoría civiles. Un año después, el rey de Camboya, Norodom Sihanouk, aprovechó una gira internacional y no volvió a su país. El ejército lo depuso y proclamó la República Khmer.

    La región era un infierno. El Partido Comunista Camboyano fue creciendo con la ayuda de Vietnam del Norte, y las guerrillas al mando de Pol Pot y Leng Sary, entre otros, que hostigaban con atentados a la reciente República Khmer a la vez que permitían el paso de las tropas norvietnamitas hacia Vietnam del Sur.

    El temible Pol Pot, autor del genocidio de Camboya.
    El temible Pol Pot, autor del genocidio de Camboya.

    Pol Pot había estudiado literatura francesa en París, donde se relacionó con los comunistas franceses. De regreso a Camboya, ya con 28 años, dio clases privadas de francés aún sin haber obtenido ningún diploma. Y se acercó a los comunistas vietnamitas, es decir al Viet Cong. Pol Pot adoptó sus técnicas de violencia y silencio. Elevó a la etnia jemer, predominante en Camboya, y sus seguidores se llamaron jemeres rojos.

    Estados Unidos salió derrotado de Vietnam del Sur en 1973. Inmediatamente el país fue conquistado por Vietnam del Norte. El gobierno de Camboya quedó aislado y en una grave situación con relación a la guerrilla de los jemeres rojos, compuesta entonces por 80.000 hombres que avanzaban hacia la capital. La evacuación de estadounidenses y aliados camboyanos de Phnom Penh se produjo el 12 de abril de 1975. Cinco días después los Jemeres Rojos entraron en la capital y le volvieron a cambiar el nombre al país por el de “Kampuchea Democrática”.

    Ruralización forzada, violencia criminal y regreso a la Edad de Piedra

    Haing Ngor ejercía como ginecólogo en Phnom Penh cuando entraron los jemeres. Al inicio nada parecía que podía ser peor a la situación que los ciudadanos habían vivido con el rey Norodom Sihanouk ni con la República Khmer que lo sucedió. Pero iba a ser peor, mucho peor. Ni la paz ni la civilización tal cual se conocían estaban en los planes de Pol Pot.

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    A las horas de establecido el régimen se anunció la “ruralización forzada” de toda la poblaciones urbanas: el 18 de abril Pol Pot ordenó la evacuación de los dos millones y medio de habitantes de Phnom Penh, incluyendo heridos y enfermos y todo personal del estado y privado que atendiese infraestructuras esenciales para el funcionamiento de la ciudad. Todos marcharon en amplísimas columnas hacia el campo, en una brutal marcha que marcó el inicio del llamado Año Cero, a partir del cual renacería el país. Nada de lo conocido hasta ese momento quedaría en pie, ni siquiera la memoria.

    La violencia de los jemeres contra profesionales de todas las disciplinas, artesanos y obreros fue criminal. No es posible ni aún hoy calcular la cantidad de asesinados, tampoco de los despojados de toda sus pertenencias. Ellos, es decir todo el pueblo camboyano debía ser reeducado. En la imaginación de los Jemeres rojos, el antiquísimo reino de Angkor, con sus emperadores despóticos, era su modelo. Camboya, de la mano de Pol Pot, volvió a la Edad de Piedra: las ciudades fueron abandonadas, toda actividad que no fuera la agricultura, perseguida, ya no hubo electricidad, ni gas, ni comunicaciones, ni transporte. Llevar anteojos era razón suficiente para ser ejecutado en el acto, y al final de la época Jemer, tan sólo se encontró un abogado con vida en toda Camboya. Como en toda tiranía, los privilegios eran para unos pocos en el círculo de mando de los jemeres.

    El médico Haing Ngor buscó ocultar su educación

    Con su esposa, My-Huoym, marchó a paso forzado hacia el campo, junto con los millones de habitantes de Phon Phem. Sin embargo descubrieron que era un hombre instruído y por ello un fiel exponente de la “podredumbre occidental”. Separaron a la pareja de la columna a los empujones, a pesar de que su mujer estaba embarazada, y la enviaron a un campo de concentración. Llegado el momento del parto, Ngor se dio cuenta que su esposa necesitaba una cesárea. Era 1978 y el matrimonio estaba en una encrucijada mortal. Si la operación no se realizaba, su mujer moriría y probablemente también el bebé. Si, en cambio, Haing revelaba su condición de médico, los dos serían ejecutados de inmediato. Ahí, en ese campo de concentración, quedó el alma de Haing.

    Un hombre limpia un cráneo cerca de una fosa común en el campo de tortura de Chaung Ek, dirigido por los Jemeres Rojos.
    Un hombre limpia un cráneo cerca de una fosa común en el campo de tortura de Chaung Ek, dirigido por los Jemeres Rojos.

    Pol Pot, hacia fines de 1978, comenzó a sospechar de sus antiguos aliados norvietnamitas a causa de la alianzas de estos con la Unión Soviética en contra de China, mientras los jemeres rojos obtenían apoyo de Beijing. Pol Pot se volcó al maoísmo chino. Los viejos aliados se convirtieron en enemigos, y las purgas se extendieron dentro de la propia organización del partido contra los que querían continuar la alianza con los comunistas de Vietnam.

    Un cálculo aproximado del genocidio camboyano alcanza una cifra de 1.700.000 a 2.000.000 de muertos, la cuarta parte de la población. Las cifras, sin embargo, son aún más dramáticas según el sexo: uno de cada tres hombres camboyanos murió a manos de los jemeres rojos. La ruralización forzada se materializó en campos de trabajo donde solo se descansaban cuatro horas al día, con un día de descanso cada diez, y donde un número incalculable de personas murió de hambre o de puro agotamiento. En las ciudades abandonadas, el régimen creó prisiones y centros de exterminio como la famosa prisión de Tuol Sleng, dirigida por un siniestro personaje conocido como “Duch”, donde se dice que fueron torturados y asesinados 20.000 prisioneros, y de la que sólo escaparon doce personas con vida.

    Tuol Sleng se hizo famosa por su brutalidad

    Los prisioneros recibían palizas diarias, se les aplicaba la picana eléctrica, se los ahogaba y colgaba; a veces se les hacía comer sus propias heces y beber su propia orina. Varios internos fueron utilizados en experimentos “médicos” sádicos: se los sometía a cirugía sin necesidsad y no se les aplicaba anestesia, removían sus órganos y se los desangraba gota a gota para señalar el momento exacto de la muerte. Como Tuol Sleng existían más de 150 prisiones similares.

    El afiche del film multipremiado.
    El afiche del film multipremiado.

    El régimen de los jemeres había aplastado a su propio pueblo, pero tenía en su raíz una idea expansionista y no descuidó atacar a aldeas fronterizas, de vietnamitas. La brutalidad que empleaban los jemeres no se limitaba a sus conciudadanos sino que el salvajismo empleado en los ataques a los campesinos de Vietnam, hacia mediados de 1978, espantó de tal forma a sus aliados más poderosos que incluso China se convenció que había que terminar de una vez con la marioneta maoísta de Pol Pot.

    La represión contra los jemeres no la harían soldados chinos sino que el “barrido” militar correspondería a Vietnam, que en 1979 arrasó con Pol Pot y su numerosísima banda de asesinos. Entonces los vietnamitas, con el fin de ganarse a la opinión pública occidental, publicaron imágenes y datos sobre las atrocidades del régimen camboyano. No tuvieron mucho éxito. En Estados Unidos, no tuvo gran repercusión y, por tanto, en occidente tampoco. No hubo preocupación por atrapar y juzgar a los responsables.

    Haing Ngor pasó cuatro años prisionero de los jemeres. En 1979, trabajó como médico en los campos de refugiados que se levantaron en la frontera con Tailandia, asistiendo a los que huían de los jemeres, que, de todos modos, seguían teniendo poder en el interior de Camboya. Haing fue, además, un defensor temprano y firme de la conformación de un tribunal internacional que juzgara a los Jemeres Rojos, un proyecto que él no vería realizado. Abrió un orfanato en Phnom Penh, construyó una escuela rural y entregó suministros médicos y humanitarios a los campos de refugiados.

    Haing Ngor, ciudadano norteamericano premiado

    Haing viajó a los Estados Unidos en 1980 y seis años después se convirtió en ciudadano estadounidense. En la comunidad camboyana de ese país, era una persona muy reconocida. A pesar de no tener ninguna experiencia como actor, fue elegido para interpretar al periodista de la vida real Dith Pran en el film “The Killing Fields” (en español se conoció como “Los gritos del silencio”).

    Una escena del film con los dos protagonistas.
    Una escena del film con los dos protagonistas.

    Se trata de una película biográfica de 1984 sobre el régimen de los Jemeres Rojos en Camboya, dirigida por Roland Joffé (también dirigió “La Misión”, con Robert de Niro) basada en las experiencias de dos periodistas, el camboyano Dith Pran y el estadounidense Sydney Schanberg durante el régimen de los jemeres. El actor Sam Waterston interpretó a Schanberg y el médico y sobreviviente Haing Ngor al periodista Pran. El film ganó varios Oscars, entre ellos uno para Ngor como mejor actor de reparto.

    En 1988 escribió “Haing Ngor: A Cambodian Odyssey”, en el que describió su vida bajo el régimen de Pol Pot.

    Para entonces, todos los jefes de los jemeres rojos estaban en libertad y muchos al mando de sus tropas, aunque a la defensiva y divididos. Pol Pot, considerado uno de los déspotas más brutales de la era moderna, fue derrotado por un ala de los jemeres y cayó prisionero de sus propios hombres, antes leales, en 1997. Lo condenaron a prisión perpetua. La sentencia se debió a diferencia ideológicas y tácticas, no por sus crímenes contra la humanidad, pues todos los habían cometido.

    Un año después, dijeron que Pol Pot había muerto de un ataque al corazón mientras dormía. El periodista independiente Nate Thayer, estadounidense, el único que entrevistó a Pol Pot, suministró la versión no comprobada de que Pot se había suicidado cuando supo el plan de su enemigo, el general Ta Mok, antiguo aliado jemer, de entregarlo a Estados Unidos. Según Thayer, Pol Pot se envenenó. Su cuerpo fue colocado sobre unos neumáticos e incinerado por disposición de su esposa. Antes de morir, Pol Pot se enteró del asesinato de Haing Ngor en Los Angeles, en 1996. ¿Lo mandó a matar? ¿Qué vinculación tenían? Ninguna, salvo una película, que hizo conocidos a los jemeres rojos y a Pol Pot como asesinos de masas.

    La muerte de Ngor

    Dos años antes de la muerte de Pol Pot, en una noche fría y lluviosa de febrero de 1996, Haing Ngor, de 55 años, descendió de su auto a la vuelta de su casa, en el barrio chino de Los Angeles, donde solía estacionarlo. Se acercaron unos tipos. Dijeron que le exigieron el reloj Rolex de oro que llevaba en la muñeca. Dijeron que él se los dio y que lo amenazaron para que les entregara un collar relicario que contenía una fotografía de su esposa My-Huoy. Lo llevaba debajo de su ropa, o sea no estaba visible. ¿Cómo lo vieron? ¿Fueron a buscar ese relicario como una prueba de que lo habían matado? Haing se negó a quitárselo, dijeron. Entonces lo balearon dos veces en el pecho. ¿Quién dijo todo esto? No hubo testigos y nunca se recuperó lo robado. En los bolsillos de Haing, quedaron 2900 dólares.

    El relicario que el médico y actor siempre llevaba colgado del cuello en uno de los afiches de la película.
    El relicario que el médico y actor siempre llevaba colgado del cuello en uno de los afiches de la película.

    Por el crimen, fueron detenidos tres presuntos miembros de una pandilla callejera llamada “Oriental Lazy Boyz”. Jason Chan y sus amigos Indra Lim y Tak Tan, estaban en la casa de Indra, a más de 400 metros de la escena del crimen. Los testigos que la Policía reunió se contradijeron. La razón fundamental para vincularlos con el crimen es que tenían anteedentes de robos menores. Los sospechosos de siempre. Los tres fueron condenados a prisión perpetua.

    Los abogados defensores afirmaron que el asesinato fue por motivos políticos, perpetrado por simpatizantes del Jemer Rojo.

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    Doce años después, se realizó un juicio en Phnom Penh, a cargo de un tribunal internacional, contra el torturador Kaing Guek Eaw, uno de los más despiadados jefes de los jemeres rojos, también conocido como “Camarada Duch”. Fue el comandante de la unidad S-21 a cargo de las prisiones y director de la cárcel de Tuol Sleng, donde fueron torturadas y asesinadas 14.000 persanas. “Duch” reconoció su responsabilidad y pidió perdón a las víctimas, aunque afirmó que sabía que nadie lo perdonaría. También afirmó que Haing Ngor fue asesinado por orden de Pol Pot, a causa de su actuación en la película “Los gritos del silencio”.

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