“Que Dios me perdone”, dijo un estudiante estadounidense al confesar ante un tribunal que había asesinado de un tiro al marido de su profesora, de quien decía estar enamorado. William Flynn tenía tan solo 16 años cuando en 1991 fue acusado y condenado a 25 años de prisión por el homicidio de Gregory Smart en New Hampshire, Estados Unidos.
Según su testimonio, llevó a cabo el crimen junto a otros dos compañeros de la escuela para “poder estar con el amor de su vida” de una vez por todas. Sin embargo, detrás de ello, se escondía una historia de manipulación y traición.
Leé también: Mentiras y un crimen a traición: el caso de Maje, la mujer que planeó matar a su marido con ayuda de su amante
Los investigadores no tardaron mucho en descubrir quién estaba detrás del hecho. De acuerdo a su hipótesis inicial, Pamela Smart, la docente de Flynn, había comenzado una relación amorosa con él para dar pie al primer paso de su plan: asesinar a su esposo para quedarse con el dinero del seguro de vida.
Una relación prohibida y una traición
Pamela Smart tenía 22 años cuando enseñaba en una escuela secundaria ubicada en la localidad de Hampton, en New Hampshire. En esa institución, daba materias relacionadas a los medios de comunicación.
Allí, conoció a William Flynn en un proyecto escolar y comenzó a tener una relación cercana con él. Según contó el chico en el juicio, ella lo invitó a su casa una semana después de que ella lo sedujera por primera vez.
A partir de esa noche, los encuentros sexuales eran frecuentes. Pero también tenían una particularidad: poco a poco, Pamela le contaba historias en las que daba a entender que su marido, Gregory, la maltrataba. Smart llegó a decirle a Flynn que quería divorciarse pero que tenía miedo de hacerlo por la reacción que podía tener su esposo.
Pamela manipuló a William al punto de convencerlo de que tenía que matar a Gregory, con quien había estado casada desde hace apenas un año, para que ambos pudieran oficializar su relación. A pesar de ello, el verdadero motivo era cobrar el seguro de vida que consistía en una suma de 140 mil dólares.
En la noche del 1 de mayo de 1990, Flynn llegó al departamento del hombre junto a dos cómplices -Patrick Randall, de 17 años, y Vance Lattime Jr., de 18-, quienes asistían con él a la misma secundaria. Los tres sorprendieron a Smart cuando estaba a punto de entrar a la propiedad y lo golpearon hasta dejarlo de rodillas. Luego, sin previo aviso, William le disparó a “Greg” en la cabeza y lo mató.
En los minutos siguientes, los adolescentes revolvieron las cosas de la casa para simular que había sido un robo y se dieron a la fuga. Horas más tarde, Pamela encontró el cuerpo de su marido en el pasillo y llamó a la policía. Sin embargo, en los primeros interrogatorios, negó haber estado involucrada.
Las confesiones
Durante tres meses, los investigadores se concentraron en una sola hipótesis: que Pamela había sido el cerebro del crimen. A partir de una denuncia anónima, se descubrió que una amiga de la sospechosa estaba al tanto del plan macabro. Los agentes que trabajaban en el caso hablaron con ella y la convencieron para que use un micrófono oculto durante un encuentro con Smart.
En esa conversación, la policía logró acceder a pruebas que permitieron ordenar su detención. El 1 de agosto de ese mismo año, Pamela quedó tras las rejas. Asimismo, William Flynn, Patrick Randall y Vance Lattime Jr. también quedaron detenidos.
El juicio comenzó a principios de 1991 y llamó la atención nacional, ya que fue uno de los primeros en Estados Unidos en donde se permitió una cámara de televisión en la sala.
La expectativa era grande, ya que se esperaba que Smart recibiera cadena perpetua. Previo al inicio de las audiencias, los adolescentes imputados habían llegado a un acuerdo con la fiscalía si testificaban en contra de la mujer. A cambio, iban a recibir una sentencia más leve.
De esta manera, Flynn, Randall y Lattime se declararon culpables de homicidio en segundo grado. Ese mismo día, gracias al testimonio de William, otro chico -identificado como Raymond Fowler, de 19 años- fue detenido acusado de haber intentado asesinar a Gregory Smart en una ocasión anterior.
El 4 de marzo de ese año, la fiscalía alegó que Pamela conspiró para asesinar a su marido justo antes de su primer aniversario de matrimonio. Según esta línea, ella buscaba ahorrarse el dinero del proceso de divorcio y, además, pensaba quedarse con el dinero del seguro de vida.
A su vez, el fiscal sostuvo que la mujer sedujo a William Flynn y que lo manipuló con dejar de tener relaciones sexuales con él a menos que matara a su esposo.
El Tribunal de Derry declaró culpable a Pamela Smart de complicidad en homicidio en primer grado, conspiración para cometer homicidio y manipulación de testigos. Fue sentenciada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. A pesar de ello, siempre afirmó su inocencia.
Flynn, por su parte, fue condenado a entre 28 años y cadena perpetua. En la audiencia, lloró y dijo que mató a Greg Smart “porque no quería perder a Pamela”, ya que ella “fue su primer amor”.
En cuanto a los cómplices, Randall fue sentenciado a entre 40 años y cadena perpetua, aunque luego le redujeron la pena. Lattime recibió 18 años y Fowler entre 15 y 30 años.
Leé también: Siete muertes por cianuro y un misterio sin resolver: la trama detrás de los “crímenes del Tylenol” en Chicago
En marzo de 2015, cuando William Flynn cumplió 25 años detrás de las rejas, obtuvo la libertad condicional. Meses después, Randall también fue beneficiado con la medida, al igual que Fowler y Lattime que ya la habían obtenido en 2014.
En reiteradas ocasiones a lo largo de los años, Pamela Smart pidió a la Justicia que se revisara su condena. Sin embargo, no fue hasta el 11 de junio de 2024 cuando una noticia sobre ella volvió a llamar la atención: en una declaración que grabó en video, confesó su plena responsabilidad por la muerte de su esposo. La estrategia fue parte de una nueva solicitud para la reducción de sentencia.
Por el momento, continúa cumpliendo su condena en el centro penitenciario de Bedford Hills, en el estado de Nueva York.
