En enero de 2021, Oliver Stephens, un joven de 13 años, salió de su casa en la localidad de Reading, en Inglaterra, para encontrarse con una chica con la cual había comenzado a hablar en redes sociales. Pero nunca volvió, ya que cuando llegó al parque donde había acordado el plan, fue sorprendido por dos adolescentes de su misma edad que lo apuñalaron hasta la muerte.
El caso causó conmoción en la sociedad inglesa no solo por la edad de los agresores, sino por la oscura trama que se dio a conocer cuando la policía realizó los peritajes en sus celulares.
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Un video, chats escalofriantes y un plan macabro
Semanas antes de su muerte, “Olly” -como lo llamaban cariñosamente sus padres- vio un video publicado en la plataforma Snapchat en donde se mostraba un ataque a otro chico. En esas imágenes, se podía ver cómo un nene más joven que él estaba siendo humillado por otro grupo de adolescentes.
Este tipo de bullying es conocido como “patterning”, el cual consiste en grabar a la víctima mientras se lo acosa y luego compartirlo en redes sociales. Esto hace que se multiplique el sufrimiento por parte de la persona agredida.
Con la intención de proteger a ese chico, Oliver le envió ese video a su hermano mayor para que pudiera intervenir. Sin embargo, de alguna manera, los autores de la agresión -dos varones de 13 y 14 años- se enteraron que lo que Stephens había hecho y consideraron que los había “espiado” y “delatado”.
A partir de esto, ambos adolescentes comenzaron a conspirar para llevar a cabo un ataque contra Olly. Los investigadores que luego trabajaron en el caso encontraron cientos de mensajes de voz en Snapchat, en donde se escuchaba cómo planificaron cada paso.

En esos chats, también participó una chica de 13 años, que fue reclutada por los otros adolescentes para que formara parte de la agresión. Ella era la única que conocía a “Olly” en persona, aunque no tenían una relación cercana.
“Vas a morir mañana, Olly”, “Le daré unos golpes o lo apuñalaré”, dijeron los jóvenes en mensajes de voz que quedaron registrados en la red social. A su vez, la nena admitió que “estaba muy emocionada” por el plan.
El 3 de enero de 2021, la joven acordó con Oliver de encontrarse en Bugs Bottom, un campo de la localidad de Reading, en Inglaterra, cerca de la casa de la víctima.
Stephens llegó al lugar alrededor de las 17:00 horas y se encontró con ella. Sin embargo, a los pocos segundos, dos adolescentes lo sorprendieron y el menor de ellos lo atacó con un cuchillo por la espalda dos veces. El otro, de 14, lo golpeó en varias partes del cuerpo. Minutos después, los tres chicos huyeron de la escena.
En ese momento, una enfermera, que estaba paseando a su perro en el mismo parque, presenció el hecho y se acercó a asistir a Oliver mientras los agresores se escapaban. Con el correr de los minutos, varias personas intentaron ayudar al joven, incluyendo a sus padres que fueron alertados rápidamente. A pesar de ello, Stephens perdió la vida antes de ser trasladado a un hospital por la gravedad de las heridas.
El peligro de las redes sociales
El fiscal que estuvo a cargo de la investigación, Andy Howard, describió el caso como “sin precedentes”, ya que el 90% de las pruebas recolectadas y presentadas en el juicio provenían de los celulares de los adolescentes acusados. “Nos sorprendió mucho la cantidad de evidencia digital”, indicó.
Tras el ataque, los agresores intentaron destruir cualquier indicio que los asociara con el hecho. Por eso, tiraron la ropa manchada de sangre a un descampado e intentaron borrar todo el material incriminatorio de sus dispositivos. Asimismo, también buscaron en Internet información sobre el apuñalamiento que habían llevado a cabo.
Entre la evidencia, se destacó un mensaje que escribió el chico mayor en donde admitió la autoría del crimen: “Fuimos mi amigo y yo. Empecé a pegarle y luego mi amigo lo apuñaló”. Por su parte, el menor, que fue quien hirió a Oliver, dijo en un chat que había cometido “el mayor error de su vida” y que solo lo hizo “por pura ira”.
Después de un juicio que duró cinco semanas, ambos adolescentes fueron declarados culpables de asesinato por unanimidad. Por otra parte, la joven de 14 años también fue llevada a la Justicia bajo la acusación de homicidio involuntario, ya que se trató de la persona que facilitó el crimen. También fue señalada como culpable.

El 24 de septiembre de 2021, el juez condenó al mayor de los varones a 13 años de prisión, mientras que el otro recibió 12. En el caso de la chica, inicialmente fue sentenciada a tres años y dos meses en una institución para delincuentes juveniles, pero luego se incrementó la pena a 5 años por apelación.
Hasta el momento, sus identidades no se dieron a conocer, ya que se trata de menores de edad.
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Los padres de Oliver, Amanda y Stuart Stephens, afirmaron que las redes sociales tuvieron un rol “fundamental” en el asesinato de su hijo. “Las redes no son culpables del asesinato, pero no hicieron nada para protegerlo, y sin ellas todavía estaría acá“, sostuvo el padre en una entrevista para la BBC.
En la actualidad, ambos son activistas que promueven la regulación de las plataformas digitales para proteger a las infancias y adolescencias.