Mientras el mundo mira con máxima atención el desempeño de las bolsas de valores globales tras la aplicación y posterior postergación de los aranceles de Estados Unidos, Asia y Medio Oriente están siendo escenario de reuniones de alto nivel político que podrían reconfigurar el tablero geopolítico en los próximos meses.
En la tarde de hoy se produjo un encuentro en Estambul, Turquía, de más de seis horas entre delegaciones de Rusia y de Estados Unidos para buscar un camino de normalización de las relaciones diplomáticas, negociar el regreso de los vuelos comerciales directos entre ambos países y, en última instancia, una bilateral entre Donald Trump y Vladimir Putin, que hoy parece lejana. Ya hablaron por teléfono.
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Es la tercera vez desde el regreso del republicano a la Casa Blanca que representantes de ambos países se reúnen por cuestiones de la agenda bilateral o por las negociaciones por la invasión a Ucrania. La delegación del Kremlin la encabezó Alexandr Darchíev, recientemente nombrado embajador ruso en Washington, mientras que por Estados Unidos participó la subsecretaria de Estado adjunta, Sonata Coulter.
“Fue un encuentro positivo y un paso adelante en la normalización de las relaciones bilaterales”, manifestó el embajador de Rusia a la salida del encuentro, que se produjo en el consulado que su país tiene en Estambul. Por su parte, la cancillería norteamericana manifestó que expresaron sus preocupaciones por las normales que le prohíben a los empleados de Estados Unidos trabajar en la embajada en Moscú, al tiempo que intentan formalizar el acceso bancario de los mismos.

Pero, tal como pudo constatar TN en diálogo con distintos funcionarios, diplomáticos y analistas de la región, más allá de la letra fina de la discusión -no por ello menos importante-, este encuentro se produce en un momento bisagra para el rumbo global en corto o mediano plazo.
Desde el regreso de Trump al poder, fueron repetidos los gestos de distensión y acercamiento a Vladimir Putin. El republicano está convencido que puede ser el gran artífice del fin de la invasión rusa a Ucrania y, con el golpe que recibió al dar marcha atrás con la puesta en marcha de sus aranceles, un impacto político de esta magnitud podría hacer que el foco de discusión vuelva a correrse a Europa y Medio Oriente.
En las últimas horas, además, distintos voceros de la Casa Blanca dejaron trascender en estricto off the record a medios norteamericanos que Trump está afinando los planes de una visita por la región el próximo mes que incluiría Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y, ahora también, Turquía.
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Ante la caída de Bashar al-Ásad en Siria y el enfrentamiento de los países árabes con Israel, el país gobernador por Recep Tayyip Erdoğan busca erigirse como el nuevo gran referente y mediador en una zona que siempre resultó estratégica por ser -literalmente- la conexión entre el continente asiático y europeo. De allí el rol clave que Turquía siempre ha tenido en la OTAN.
Erdoğan vivió horas de turbulencia política durante las últimas dos semanas cuando se dieron masivas manifestaciones en distintas ciudades del país para pedir la liberación de Ekrem Imamoglu, el alcalde de Estambul que fue detenido bajo supuestas acusaciones de corrupción que la oposición niega y denuncia una persecución política de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2028.
Otras reuniones de máxima trascendencia
Turquía también fue actor principal de un encuentro con Israel que se gestó de forma muy reservada y que tuvo lugar el miércoles por la noche en Azerbaiyán, histórico aliado turco y con muy buenos vínculos en la actualidad con el gobierno de Benjamin Netanyahu. El tema: el futuro de Siria y la presencia de ambos países.
Ambas naciones comparten frontera terrestre con Siria y cada uno mantiene sus preocupaciones, pero cuyos intereses también chocan unos con los otros. Turquía, con soldados en territorio, resultó ser un apoyo primordial para la coalición islamista que actualmente gobierna el país y que logró el histórico derrocamiento de al-Ásado, una influencia que preocupa a Israel.

Netanyahu, por su parte, ha ordenado el lanzamiento de distintos ataques aéreos y terrestres para evitar que las fuerzas militares del nuevo gobierno sirio se acerquen a la zona de los Altos del Golán para mantenerlos lejos de su frontera. La relación es por demás tensa por las operaciones militares israelíes en la Franja de Gaza, repudiadas también por Turquía.
Tal es la importancia de estas discusiones para la comunidad internacional que a partir de este viernes llegarán a la exclusiva ciudad turca de Antalya, en la costa del Mar Mediterráneo, numerosas delegaciones de mandatarios y cancilleres de todo el mundo para discutir el futuro de la región y el rol que juega la diplomacia en una división global cada vez más marcada.
El Antalya Diplomacy Forum contará con la presencia de más de 450 representantes de 140 países, entre los que se incluyen unos 20 mandatarios, 74 ministros y funcionarios de alto nivel. Con una seguridad digna de cumbres como las del G-20, los máximos representantes políticos y diplomáticos de países claves debatirán el futuro de la guerra en Medio Oriente, la guerra en Ucrania, la inserción de África y el Sur Global en el mundo.