João Teixeira de Faria se hizo conocido en Brasil en la segunda década de los 2000 por afirmar que podía “curar” cualquier enfermedad, incluso el cáncer, a través de “cirugías espirituales”. El supuesto médium, que se llamó a sí mismo João de Deus (Juan de Dios), recibía a más de 10.000 personas al año en un pequeño consultorio en la localidad de Abadiana, en el estado de Goiás, cerca de Brasilia.
Ganó fama en el mundo después de que la presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey viajara a su casa para presenciar una de sus sesiones. Entre las personalidades que el presunto curandero dijo haber atendido están Lula Da Silva, Hugo Chávez, Dilma Rousseff, Bill Clinton, Naomi Campbell y Shirley MacLaine.
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Sin embargo, todo cambió en diciembre de 2018, cuando fue acusado de abuso sexual por 17 mujeres que afirmaron que el “sanador espiritual” las había violado durante una consulta.
El curandero
João Teixeira de Faria nació el 24 de junio de 1942 en la localidad de Cachoeira de Fumaça, en el estado de Goiás. Su padre era un sastre y su madre, ama de casa. Creció en un pueblo de menos de 20.000 habitantes y solo cursó hasta el segundo año de la secundaria, ya que después de ello se dedicó a “sanar”.
En 1976, cuando tenía 34 años, inauguró un consultorio al que llamó la “Casa de San Ignacio de Loyola”. Allí, comenzó a atender a personas con dolencias y a diagnosticar enfermedades sin ningún tipo de título universitario.
Si bien en un principio fue denunciado por ejercer la medicina de manera ilegal, sus prácticas continuaron por décadas.
Su método de sanación consistía en realizar “cirugías espirituales”, en las que atendía a sus “pacientes” mientras estaba en un trance. Supuestamente, en ese estado, recibía en su cuerpo los espíritus de 30 médicos -y otras entidades-, los cuales actuaban por él para poder curar cualquier tipo de enfermedad, incluso las más severas, como el cáncer.
“Desde la edad de ocho años, Dios me transmitió esta energía. Yo no curo, quien cura es Dios”, afirmó el médium, según la BBC. Y agregó: “Cuando todo ocurre estoy durmiendo. Siempre quise ver mis trabajos, pero cuando despierto ya todo el mundo se fue”.
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Desde el inicio, las consultas fueron gratuitas y se realizaron durante tres días a la semana, aunque al lado de su supuesta clínica tenía una “farmacia” improvisada, en la que vendía medicamentos naturales y agua bendita. Fue de esta forma que logró hacer crecer sus ingresos.
Sin embargo, el pico de fama de João de Deus ocurrió en 2012 cuando fue entrevistado por la conductora televisiva estadounidense Oprah Winfrey, que viajó hasta su consultorio en Brasil para presenciar una de sus sesiones. La periodista aseguró estar “superada por las emociones” y casi sin palabras después de haber visto cómo tenían lugar las supuestas sanaciones.
A partir de ese momento, las visitas se multiplicaron y sus seguidores eran en su mayoría de otros países. Incluso, en la Casa de San Ignacio, había traductores de varios idiomas para poder hacer llegar los mensajes que João Teixeira de Faria predicaba. Se estima que recibió más de 10.000 personas por año.
Las denuncias
Todo cambió en diciembre de 2018, cuando cuatro mujeres denunciaron a João de Deus por abuso sexual en una entrevista de televisión que se transmitió en vivo. Luego de ello, 13 víctimas más se acercaron a la policía para hacer las mismas acusaciones en contra del supuesto curandero. Esto fue el detonante de un fenómeno similar al movimiento ‘Me Too’, ya que la fiscalía de Goiás recibió más de 200 denuncias similares que ocurrieron entre 2010 y 2017.
En todos los casos, el modus operandi era el mismo: una mujer asistía a la consulta con alguna dolencia o con un trauma por superar y él la llevaba a una habitación privada. Allí, le daba una serie de indicaciones y luego, con la excusa de que era parte de un ritual, abusaba de ella.
El 14 de diciembre de ese mismo año, la Justicia pidió la prisión preventiva de De Faria, que estuvo prófugo por dos días hasta que se entregó por sus propios medios.
Entre 2019 y 2023, el supuesto médium atravesó varios procesos judiciales en los que se lo juzgó por más de 200 denuncias, aunque muchos de esos casos ya habían proscrito. La última condena la recibió en septiembre de 2023, en la que sumó casi 500 años de cárcel. Desde el 2020, cumple su sentencia en prisión domiciliaria por su estado de salud.
