Mientras avanza el intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos dentro del acuerdo alcanzado por Israel y el grupo terrorista Hamas, cada vez toma más fuerza un interrogante que sobrevuela entre los países que se han involucrado en el conflicto en los últimos años: cómo se llevará adelante la reconstrucción y quién tendrá el control político de la Franja de Gaza en un futuro próximo.
Esta definición forma parte de las negociaciones que se entablarán hacia la tercera fase del acuerdo alcanzado entre el gobierno israelí y el grupo extremista. La semana que viene debería empezar a negociarse la renovación para entrar, recién, a la segunda fase.
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Las Naciones Unidas (ONU) estima que el 90% de las unidades residenciales de la Franja de Gaza fueron dañadas durante los combates y bombardeo, al tiempo que prácticamente el mismo porcentaje –que equivale a casi dos millones de gazatíes- han tenido que desplazarse internamente desde el inicio de la guerra que se desencadenó tras la invasión del grupo terrorista Hamas a territorio israelí.
En este contexto, y mientras la comunidad internacional espera el inicio de las negociaciones formales por la reconstrucción, Emiratos Árabes Unidos se posiciona como un actor clave para encabezar este trabajo en el enclave, que muchos se animan a compararlo con el ambicioso Plan Marshall posterior a la Segunda Guerra Mundial.
En las últimas semanas se realizaron evacuaciones aéreas de heridos gazatíes hacia Abu Dhabi, uno de los siete emiratos del país, y construyó en el desierto del Sinaí infraestructura esencial como un hospital flotante equipado con tecnología de avanzada, almacenes para distribución de ayuda humanitaria y seis plantas desalinizadoras para proveer agua potable a más de 600.000 personas.
Antes de la guerra, Emiratos Árabes Unidos había marcado un hito al sumarse a los otros países de la región que normalizaron sus relaciones diplomáticas con Israel a través de la firma de los Acuerdos de Abraham en agosto de 2020 con la mediación de Estados Unidos, bajo la primera presidencia de Donald Trump.
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“No tiene sentido reconstruir solo para que todo vuelva a destruirse. Es vital romper este ciclo perpetuo de violencia”, expresó Reem Al Hashimy, ministra de Estado para la Cooperación Internacional del gobierno de EAU. La funcionaria recalcó que el objetivo no es simplemente aportar en la reconstrucción, sino en el entendimiento de ambos pueblos para lograr una paz duradera y estable en la región.
Además, la ministra planteó que representaría un “cambio fundamental” que “Israel reconociera que para lograr una paz a largo plazo el pueblo palestino debe tener su propio Estado”, al tiempo que remarcó que “es igualmente importante que surja un gobierno palestino transparente y competente, capaz de responder a las necesidades de su población”.