Como en la Argentina de Javier Milei, el gobierno de Donald Trump le declaró la guerra a la llamada “agenda woke” y cerró todos los programadas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) que buscaban ayudar a las minorías en el ámbito del gobierno.
En su cruzada contra el progresismo, el presidente estadounidense dio de baja remunerada a todos los empleados de esas áreas oficiales y ordenó el envío de cartas a todas las oficinas federales en las que alentó a los trabajadores a delatar a cualquier compañero que siga aplicando esas políticas, según el sitio Axios.
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En esas mismas cartas, los nuevos jefes de las agencias federales designados por Trump amenazaron con “consecuencias severas” para aquellos que continúen desarrollando las iniciativas DEI. Todos los empleados de los programas de diversidad fueron enviados a sus casas, aunque por ahora seguirán recibiendo su salario, afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en la red social X. Resta saber si finalmente serán despedidos o reasignados a otras áreas luego de que Trump ordenó echar a mil trabajadores heredados de la gestión de Joe Biden porque no estaban alineados con sus ideas.
Las cartas, enviadas a la Seguridad Nacional, la oficina de Asuntos de Veteranos, la NASA y otras agencias, dieron un plazo de 10 días para denunciar “los esfuerzos de algunos (empleados) para disfrazar estos programas utilizando un lenguaje codificado o impreciso. Estos programas dividieron a los estadounidenses por raza, desperdiciaron el dinero de los contribuyentes y dieron lugar a una discriminación vergonzosa”, se lee en el texto.
En Estados Unidos, los programas de diversidad, equidad e inclusión fueron utilizados como parte esencial de las prácticas de contratación del gobierno durante las últimas décadas para tratar de garantizar la igualdad y contrarrestar los prejuicios raciales arraigados en la sociedad estadounidense. Pero Trump considera que estos programas redujeron los estándares de contratación y promovieron prejuicios contra la población mayoritaria banca.
Trump y Milei se reflejan en el mismo espejo contra el “wokismo”
Poco después de que Trump ordenara clausurar todos los programas DEI de su gobierno, Milei condenó en el Foro de Davos “el feminismo, la equidad y la ideología de género”, a las que describió como “todas cabezas del mismo monstruo, cuyo fin es justificar el avance del Estado”. Su gobierno desmanteló iniciativas de igualdad y de género en su primer año de gestión.
Las medidas incluyeron el cierre del Ministerio de la Mujer y la subsecretaría contra la Violencia de Género, así como la desfinanciación de los programas de apoyo a mujeres y diversidades sexuales. Además, se conoció este jueves que el gobierno argentino prepara una reforma migratoria con mayores controles y restricciones al acceso a la residencia, en sintonía con los planes antiinmigración del líder republicano.
En su discurso en el Foro de Davos, Milei volvió a denunciar “el virus mental de la ideología woke”. “Esta es la gran epidemia en nuestra época que debe ser curada. Es el cáncer que hay que extirpar”, dijo.
Poco después, Trump retomó la posta. “Hice oficial, y política oficial de Estados Unidos, que solo hay dos géneros: hombre y mujer”, afirmó, y advirtió además que las operaciones de reasignación de sexo “ocurrirán muy muy raramente” en su país.
Qué son los programas de diversidad, equidad e inclusión
Como Milei, Trump está cumpliendo lo que prometió en campaña. El flamante presidente norteamericano dijo varias veces que eliminaría todos los programas de diversidad, equidad e inclusión (conocidos por su sigla DEI) del Gobierno federal apenas llegara a la Casa Blanca. Y eso fue exactamente lo que hizo.
Se trata de un tema que arrastra mucha polémica en los Estados Unidos. Según un recuento del Chronicle of High Education, desde 2023 se presentaron 81 proyectos de ley contra este tipo de programas en las universidades en 28 estados y en el Congreso. Ocho se convirtieron en ley, entre ellos en Texas y Florida.
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Una encuesta de ese mismo año del Pew Research Center, citada por la CNN, reveló que el 52% de los empleados estadounidenses contó que tenía capacitaciones DEI en sus centros de trabajo. El 33% dijo además que hay un integrante del equipo laboral encargado de promover estas políticas.
Los orígenes de estos planes se remontan al movimiento de derechos civiles. “Fue un intento de crear lugares de trabajo donde más personas o todas puedan prosperar”, dijo Daniel Oppong, fundador de The Courage Collective, una consultora que asesora a las empresas sobre estas iniciativas.
Pero en los últimos años aumentaron los cuestionamientos. Christopher Rufo, miembro senior del Manhattan Institute, escribió en The New York Times que “estos no son programas neutrales para aumentar la diversidad demográfica: son programas políticos que utilizan los recursos de los contribuyentes para promover una ortodoxia partidista específica”.
Ryan P. Williams, presidente del Claremont Institute, un grupo conservador, dijo a la CNN que “las palabras que representan las siglas DEI suenan bien, pero no son más que una acción afirmativa y preferencias raciales con un nombre diferente, un sistema que incluye recuentos raciales y roles asignados arbitrariamente a grupos ‘opresores’ y ‘oprimidos’ en Estados Unidos”. Según afirmó, esta ideología es “fundamentalmente antiestadounidense”.