Su nombre completo es Victoria Eugenia Dávila Hoyos, pero todos la conocen como Vicky Dávila. Es una de las periodistas más famosas de Colombia. A los 51 años y con un discurso disruptivo que la emparenta con el populismo de derecha del mandatario salvadoreño Nayib Bukele, anunció su aspiración de convertirse en la primera presidenta en la historia de su país.
A un año y medio de las elecciones generales previstas para mayo de 2026, tiene hoy el apoyo de uno de cada cuatro colombianos, según las últimas encuestas. Pero los analistas políticos creen que su apuro por lanzarse a la carrera presidencial le provocará un fuerte desgaste.
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El primer paso provocó un cimbronazo en el mundo editorial. Dávila renunció a mediados de este mes a la dirección de la conocida revista Semana, desde donde se convirtió en la cara más visible de la oposición al gobierno del izquierdista Gustavo Petro con una oleada de denuncias de corrupción. El presidente la acusó de ser de “extrema derecha”.
Desde la política, la primera reacción llegó desde el oficialismo. El senador Wilson Arias, miembro de la coalición de gobierno conocida como Pacto Histórico, dijo que detrás de esta sorpresiva precandidatura se esconden los banqueros Gilinski, una de las familias más poderosas de Colombia y propietaria de la revista Semana. Se estima que su fortuna ronda los 7800 millones de dólares.
Según el legislador, Dávila es solo una punta de lanza para consolidar la influencia política del grupo económico en el país. “Vicky Dávila será el caballito de batalla de estos banqueros para hacerse con el poder político de Colombia”, afirmó.
Quién es Vicky Dávila
Dávila nació en Buga, en el Valle del Cauca, oeste del país, el 30 de mayo de 1973. Es egresada de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Occidente de la ciudad de Cali.
En sus inicios en la profesión fue presentadora de televisión en el informativo institucional El Senado hoy. También fue reportera del noticiero Notipacífico. Tras mudarse a Bogotá en los años 90, comenzó a crecer en su carrera y llegó a ser corresponsal en Washington de QAP Noticias. Más tarde, se incorporó a RCN Televisión y fue la cara visible de Noticias RCN. Años después, dirigió La FM radio y se sumó a Caracol Radio. En 2019 se incorporó a la revista Semana, de la que fue su directora hasta hace pocos días.
Su vida privada es conocida. En 2000 se casó con el periodista Juan Carlos Ruiz, padre de su hijo Simón. Su marido falleció al poco tiempo por una complicación postoperatoria. Ocho años después, contrajo matrimonio con José Amiro Gnecco Martínez, hijo del exgobernador del departamento del Cesar, Lucas Gnecco Cerchar y hermano del congresista José Alfredo Gnecco Zuleta. De esta relación nació su segundo hijo Salomón.
El clan Gnecco, como es conocido, lleva 30 años en el poder de la región del César. Según el medio Cuestión Pública, se trata de una de las familias más poderosas en la costa Atlántica y sus redes se extienden hasta el área de La Guajira, fronteriza con Venezuela. Su poderío político se consolida a través de un emporio económico que incluye estaciones de servicio, hotelería, educación, construcción y palma de aceite.
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“Dávila tiene un discurso inclinado al populismo de derecha, hacia la antipolítica. Pero ella forma del establishment, aunque nunca se haya dedicado a la política. De hecho está casada con un político que integra una de las familias más influyentes de la costa caribeña”, dijo a TN el analista Yann Basset, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario de la capital colombiana.
Ángel Beccassino, analista y exjefe de campaña del fallecido candidato presidencial Rodolfo Hernández, rival de Petro en las últimas elecciones, dijo a TN que “Dávila es una periodista agresiva, que contó con un medio de comunicación al que ella sacó adelante a punta de ventilar escándalos y de investigar” hechos de corrupción en los últimos años.
“Es hoy la principal opositora del gobierno de Petro en términos de primer plano de exposición”, indicó.
Sin embargo, Beccassino duda de su capacidad para mantener su popularidad hasta las próximas elecciones. “Su discurso como candidata es muy débil, se la siente fuera de lugar. Es mala como actriz desde ese discurso que le han construido. Pero falta un año y pico para la elección”, resumió.
A su favor, según afirmó el analista argentino residente en Colombia, es una mujer atractiva, algo que cotiza mucho en la política colombiana. Pero lo principal es que “tiene el respaldo de un grupo empresario fuerte, como el Grupo Gilinski”, afirmó. Este conglomerado económico controla varias entidades financieras, como el Banco GNB Sudamérica y Metro Bank en Inglaterra, además de incursionar en los medios de comunicación como la propia revista Semana y el diario El País, de Cali.
Qué dicen las encuestas
Cuando lanzó su precandidatura presidencial, las primeras encuestas mostraron que Dávila tenía un respaldo de voto del 32%. Sin embargo, según la consultora Invamer, ese apoyo cayó al 25% en una semana.
“Ella se retiró de la revista muy anticipadamente y entró en una contienda que va a ser larga y que afrontará sin experiencia política. Es un desgaste que va a erosionar muy fuerte sus posibilidades”, dijo Boccassino.
Para Basset, Dávila tiene un discurso que muchos emparentan con el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, de gran éxito en su país en el combate contra las maras, como se conocen a las “pandillas” en Centroamérica, aunque con innumerables denuncias de violaciones a los derechos humanos y de avance sobre los otros poderes del Estado.
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“Pero no es muy seguro que este discurso de derecha populista logre prender en Colombia por la incongruencia de tener una visión antipolítica y formar parte de ese establishment que tanto critica”, señaló.
Además, apuntó el analista, “hay varios aspirantes que tratan de mover este discurso. Ella tiene la ventaja de tener una plataforma de lanzamiento fuerte a través de los medios tradicionales, pero no es evidente que su postulación pueda despegar. Está todo aún muy fragmentado. Todo puede pasar”, concluyó.