Uno de los coletazos inesperados del triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos fue la activación del movimiento feminista 4B. El segundo mandato del magnate republicano, conocido por su rechazo explícito hacia las mujeres, inmigrantes, grupos racializados y la comunidad LGTBIQ+, despertó la preocupación de un grupo de feministas que, desde las redes sociales, decidieron agruparse y adoptar las ideas de la llamada corriente 4B para sobrellevar los cuatro años de una administración que rechazan. Pero, ¿de qué se trata, cómo surgió y cuál es el objetivo?
El 4B es un movimiento feminista originado en Corea del Sur en 2015, que surgió en respuesta a los mandatos de una sociedad sumamente patriarcal. “Consiste en cuatro acciones (o mejor dicho, no acciones) por parte de las mujeres heterosexuales frente a la misoginia y el machismo sistemático que sufren en su vida diaria”, explicó a TN la licenciada y profesora en Letras Clásicas (UBA) y docente de coreano, Gabriela Cho.
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Estas “no acciones” son representadas por la letra “B”, que remite al caracter “비” (bi), y significan:
- Bisekseu: No tener sexo con hombres.
- Bichulsan: No parir/tener hijos con hombres.
- Biyeonae: No salir o tener una relación romántica con hombres.
- Bihon: No casarse.
Ahora, el regreso de Trump al poder llevó a un grupo de mujeres estadounidenses a adherir a este movimiento. “Contribuyo como mujer estadounidense al romper con mi novio republicano y unirme oficialmente al movimiento 4B”, publicó una usuaria en su cuenta de TikTok (@rabbitandtea).
Los motivos detrás del movimiento 4B y el brutal crimen que lo puso en evidencia
El concepto de las 4B apareció por primera vez en 2015 en el sitio web de un grupo feminista radical y se fue expandiendo a otras ramas del feminismo, de manera parcial o completa, ya que a algunas les parecía un tanto exagerado. Sin embargo, en 2016, hubo un hecho que marcó un antes y un después en el movimiento feminista asiático: el caso Gangnam.
Una noche, Kim Sung-min, de 34 años, entró al baño público de un karaoke cerca de la estación Gangnam, del subterráneo de Seúl. Esperó allí unos minutos y observó detenidamente todo lo que sucedía en el interior. Dejó entrar y salir a varios hombres, hasta que ingresó una mujer y la apuñaló hasta matarla.
A los investigadores le llamó la atención que el asesino no conocía a la víctima, pero su objetivo -se descubrió después- era matar a cualquier mujer que entrara al baño. “Su motivación fue lo que más impactó: estaba enojado y resentido con las mujeres porque se sentía ignorado por ellas”, precisó Cho.
El crimen despertó una furia intensa en las mujeres, que decidieron salir a protestar e interiorizarse más en romper esa estructura misógina instalada en la población. No se trata de un fenómeno aislado. Un estudio del Instituto de Criminología de Corea reveló que el 80% de los hombres surcoreanos abusó -ya sea física o psicológicamente- de sus parejas.
“El 4B, como cualquier movimiento social radical, es un estallido inarticulado del corazón; es decir, una reacción desproporcionada y radical a la frustración acumulada por la cuestión de la injusticia prolongada. Como cualquier movimiento social repentino en oposición a la injusticia y las políticas discriminatorias de larga data (feminismo, progresismo, cuestiones de género e identidad, etc.), es una mezcla de indignación moral (justificada) y respuesta radical (emocional e irracional) en busca de una panacea”, sostuvo a TN el académico estadounidense Sung-Yoon Lee, especializado en Estudios Coreanos e investigador asociado en el Korea Institute de la Universidad de Harvard.
Según afirmó, Corea del Sur siempre estuvo -y sigue estando- dominada por una cultura machista. “En la ética confuciana, a los hombres y a las mujeres se les atribuían roles diferentes (y supuestamente complementarios). En realidad, estas normas significaban que la misión ideal de la mujer era la maternidad, que la esposa se sometía a su marido (y a sus padres) y que tener un hijo para perpetuar el apellido era el ´propósito de la vida´ de la mujer. Estas normas sociales agobiantes explican en cierta medida por qué Corea del Sur y Japón, como democracias ricas, tienen la peor igualdad de género entre los países de la OCDE”, indicó.
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De hecho, Corea presenta una de las mayores brechas salariales entre géneros. De acuerdo a The Economist, una mujer gana solo el 63% del salario de un hombre. Cho dijo que “este dato es bastante llamativo si se observa que a lo largo de los últimos años la proporción de mujeres formadas en educación superior se volvió significativamente mayor a la de los hombres”.
“Teniendo en cuenta el contexto de las mujeres surcoreanas, el movimiento 4B, entonces, es considerado como una forma de protegerse de las consecuencias negativas de involucrarse con hombres en una sociedad patriarcal, especialmente a través del matrimonio, entre ellas, la violencia de género y la distribución desigual de las tareas de limpieza y de cuidado”, completó.
Cuál fue el impacto real del 4B en la sociedad surcoreana
Aunque al principio tuvo aceptación, la idea tan radical de romper todo vínculo con los hombres (desde no tener relaciones casuales hasta no tener hijos) despertó una reacción negativa en gran parte de la sociedad surcoreana.
Incluso, desde el propio gobierno se creó una especie de perfil para “detectar a potenciales feministas” a partir de su corte de pelo o su estilo. Según esa arbitraria percepción, aquellas mujeres que adhieren a esta corriente llevan la cabeza rapada o el pelo muy corto y no se maquillan porque es su manera de manifestarse en contra de los estándares de belleza impuestos. Otro de los “aspectos sospechosos” es ser estudiante de universidades de mujeres, creadas justamente porque las aspirantes eran rechazadas en otros institutos de formación superior.
Cho recordó un caso que refleja esa negación hacia los feminismos en Corea del Sur: se trata de la campeona olímpica An San. A pesar de haber ganado tres medallas de oro en las Olimpíadas de Tokio 2020, sufrió críticas en su país por ser considerada “feminista” al tener pelo corto y ser estudiante en una universidad de mujeres.
Para contrarrestar este movimiento, las autoridades locales multiplicaron los incentivos para dar a luz, tener más de un hijo o la exención de impuestos por matrimonio. “Si bien el movimiento 4B transmitió un mensaje poderoso que desafiaba el sexismo, como movimiento social no cobró fuerza”, apuntó Sung-Yoon Lee.
La victoria de Donald Trump y la reacción del feminismo en Estados Unidos
La victoria de Trump en las elecciones provocó un efecto expansivo entre las votantes demócratas.
Si bien no hay un movimiento organizado, comenzaron a multiplicarse las adhesiones a los mandatos del 4B entre usuarias de las distintas redes sociales.
“A veces, cuando pienso en los hombres a los que permití acceso a mi cuerpo, mente, alma y corazón, pienso en lo que estaba mal conmigo para que permitiera que esa persona se acercara tanto a mí. Tratan tu cuerpo como si fuera un patio de juegos, literalmente no les importa cómo te lastiman mental y emocionalmente. No les importa tu seguridad. Me da pena pensar en mi yo joven, pero pienso en que ustedes lo pueden hacer mejor”, escribió una mujer que se identificó como María en su perfil de TikTok (@girl_dumphim).
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Otras prefirieron alertar a las mujeres sobre lo que se viene en los Estados Unidos bajo un nuevo mandato de Trump y mucho más después que el “influencer” Nick Fuentes, el mismo día de las elecciones, se burló del lema feminista “Mi cuerpo, mi elección” y posteó un comentario con la leyenda “Tu cuerpo, mi elección. Para siempre”.
Las reacciones fueron inmediatas. “Yo estoy en el movimiento, pero por favor, tengan cuidado. Estos son los mismos hombres que dicen que las mujeres deberían volver a estar en casa y el mismo hombre que tuiteó ´tu cuerpo, mi elección para siempre´. Recuerden que los hombres solteros que están más deprimidos que las mujeres ahora, si eliminan su relación casual y hay un grupo de mujeres que simplemente dejan de salir con alguien, van a despertar a un grupo de hombres enojados. Así que les advierto, tengan cuidado al salir solas”, posteó @imlauriee.
Cho no se mostró asombrada. “Si bien no me lo esperaba, no me sorprende en absoluto que un movimiento como el 4B haya resonado en los Estados Unidos, especialmente después de que haya sido electo presidente alguien como Trump, conocido por sus discursos de odio e implementación de políticas públicas contra las mujeres, inmigrantes, etc. El hecho de que un candidato con este perfil, y que además ha sido acusado de violaciones y abusos sexuales, haya sido elegido como el nuevo jefe de Estado, hace del movimiento 4B un refugio y una posible respuesta para las mujeres”, afirmó.
La docente dijo que este interés por el 4B comenzó a circular antes de las elecciones, más específicamente, a partir de la anulación de la sentencia de la Corte Suprema conocida como Roe v. Wade, que garantizaba desde 1973 el derecho al aborto en el país. “Ante el riesgo de quedar embarazadas y no poder abortar en algunos estados, muchas mujeres estadounidenses, inspiradas por el 4B, comenzaron a plantearse la alternativa de no mantener relaciones sexuales con los hombres”, explicó.
Además, remarcó que “en las redes también se habla sobre la ´Guerra de géneros´, que consiste en la brecha ideológica entre las mujeres y los hombres. Mientras que ellas tienden a inclinarse por la agenda de derechos humanos y por ideas más progresistas, ellos se sienten interpelados por creencias más conservadoras”, sostuvo.
En ese escenario, Cho observó “el surgimiento del contenido red pill (sobre el movimiento de los derechos de los hombres), los incels (involuntary celibate o “célibes involuntarios”) y los podcasters que incitan a su audiencia a creer en la superioridad del hombre sobre la mujer. Esta brecha ideológica se intensifica aún más por el crecimiento de la presencia de mujeres en espacios calificados, algo que se observa también en Corea del Sur”, afirmó.
Sung-Yoon Lee es más escéptico. Según dijo, el movimiento 4B se recuesta más en una respuesta emocional.
“Puede que lo imiten personas de otros países, pero, al igual que en el lugar de nacimiento original, el movimiento, que por supuesto se deriva de impulsos sociales anteriores como el feminismo, tendrá un impacto, una escala y una longevidad limitados. No creo que sea realista esperar que una minoría considerable, digamos un 20% de la población total, practique alguna vez los principios de la 4B en cualquier país del mundo. La respuesta emocional a la elección de Trump, por lo tanto, será de corta duración, a la par de otras reacciones emocionales ampliamente observadas en el pasado como la que dice “me voy a mudar a Canadá y no volveré nunca” más, concluyó.