Los primeros estadounidenses en votar en forma presencial este 5 de noviembre serán los habitantes de Guam, en el Pacífico Occidental, uno de los 14 territorios insulares no incorporados de Estados Unidos.
La isla es conocida como “el lugar donde comienza el día” en la vasta geografía de este país que el martes elegirá a su nuevo presidente o a su primera presidenta entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris. Pero el voto de los poco más de 32.000 guameños habilitados para sufragar no tiene el mismo peso que el de cualquier otro ciudadano de los 50 Estados de la Unión.
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¿La causa? El voto de Guam no cuenta. Es simbólico. Suma para el número total de sufragios de cada candidato, pero al ser un sistema electoral indirecto, los comicios no se deciden por quien obtiene más votos, sino por el número de delegados que obtenga cada postulante en el Colegio Electoral. ¿Cuántos grandes electores eligen Guam y los otros 13 territorios insulares no incorporados? La respuesta es lapidaria: ninguno.
Los 538 miembros del futuro Colegio Electoral que decidirán quién se sentará en la Sala Oval de la Casa Blanca a partir de enero próximo serán electos en los 50 Estados en que se divide el país. Ni siquiera en Puerto Rico, un estado asociado, se elige un delegado, aunque sí lo hacen los puertorriqueños, o incluso los guameños, que voten en su lugar de residencia en el continente. Pero en Guam están empeñados en votar igual al presidente como una forma simbólica de defender su derecho a elegir a su comandante en jefe en una isla cuya principal actividad económica es la defensa nacional y sus bases militares.
Cómo se definen las elecciones en Estados Unidos
En las elecciones de 2016, la demócrata Hillary Clinton sacó casi tres millones de votos más que Donald Trump, pero el candidato republicano ganó la presidencia en el Consejo Electoral. Lo mismo le pasó a Al Gore en el 2000: obtuvo medio millón de votos más que George W. Bush, pero la diferencia no le sirvió de nada. El hijo de George W. H. Bush llegó ese año a la presidencia.
En Estados Unidos la elección es indirecta. Se votan delegados. El Colegio Electoral lo es todo. El que obtenga 270 representantes (la mitad más uno) o más será el ganador.
El sistema es antiguo. Data de 1787, cuando la Constitución estableció las normas para las elecciones presidenciales por sufragio universal indirecto en una sola votación. Desde entonces, decenas de propuestas fueron presentadas en el Congreso para modificar o abolir este forma de elección, pero todas fracasaron.
Este martes, cuando un estadounidense vote por Harris o Trump, no lo estará haciendo por ellos, sino por algunos de los 538 delegados cuyos nombres no aparecen por ningún lado y que nadie conoce.
Cómo se define el número de electores de cada Estado
El número de electores que elige cada estado depende de cuántos congresistas tiene en la Cámara de Representantes (determinado por la población) y el Senado (dos por Estado). Así, hay territorios que eligen decenas de delegados, como los casos de California (54) y Texas (38). Pero hay otros que deben conformarse con mucho menos, como Vermont, Alaska, Wyoming y Delaware, con solo tres.
El candidato más elegido se lleva todos los votos de los grandes electores, aunque la diferencia haya sido de un solo sufragio. Pero no en todos los estados es igual. Como para complicar aún más las cosas, Nebraska (5 delegados) y Maine (4) deciden por representación proporcional. Dos de los delegados van para el ganador del voto popular y los restantes se otorgan a los triunfadores de cada distrito interno.
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Pero puede haber más complicaciones. Los grandes electores no tienen la obligación de votar por el candidato a quien representan. De hecho, Trump perdió a dos delegados de Texas en 2016, aunque esas dos deserciones no afectaron su victoria. En general, quienes “traicionan” el voto popular solo se arriesgan a sufrir una multa.
Los 538 grandes electores se reunirán en sus estados el 17 de diciembre. La ley estadounidense estipula que “se reunirán y emitirán sus votos el primer lunes después del segundo miércoles de diciembre”. El 6 de enero de 2025, tras el conteo oficial de todos los votos, el Congreso anunciará formalmente el nombre del presidente electo.
Cuáles son los siete estados clave que definirán la elección
A simple vista, el sistema electoral estadounidense es confuso e injusto. De hecho, un candidato podría ser electo si gana los 11 principales Estados, aunque nadie los vote en los restantes 39.
Pero la mayoría de estos territorios son fieles a un partido. Así, en Nueva York y California siempre ganan los demócratas, y en Texas o Utah lo hacen los republicanos. Pero hay siete estados, los llamados “swing states”, que suelen cambiar de color y definirán al ganador de estas elecciones.
Ellos son Pensilvania (20 electores), Wisconsin (10), Michigan (16), Carolina del Norte (15), Arizona (11), Nevada (6) y Georgia (16). Son en total 94 grandes electores que definirán quién será el ganador.
Los sondeos allí están cabeza a cabeza, en un empate técnico. El voto latino será esencial en estos estados, también llamados “péndulo” por su oscilación política. Según n sondeo de Voto Latino, el 64 % de los votantes hispanos en estos territorios apoya a Kamala Harris. Trump obtendría el 31%.
La vicepresidenta obtiene el mayor respaldo (77%) en Pensilvania y Carolina del Norte (67%) dentro de la comunidad latina. Esto podría ser fundamental. para inclinar la elección a su favor.
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Así como el voto en Guam no servirá para nada, un puñado de miles de sufragios en estos siete estados tendrán mayor peso que el de los 240 millones de estadounidenses habilitados a votar este martes.
Harris, según analistas, tiene asegurados 226 grandes electores (de los 270 necesarios para ganar la presidencia) contra 219 de Trump.
Arizona solía ser un bastión republicano, pero Joe Biden ganó allí en 2020. Carolina del Norte se inclina mayormente por los republicanos, a excepción del 2008 cuando ganó Barack Obama. En Georgia, los demócratas vencieron en las últimas elecciones por primera vez en casi 30 años. Michigan se considera fiel a los demócratas, pero en 2016 se impuso el magnate neoyorquino. En Nevada ganó Biden hace cuatro años. En Pensilvania Trump ganó en 2016, pero Biden se lo arrebató en 2020. Finalmente, Wisconsin ha sido un tradicional feudo demócrata hasta que el actual candidato republicano ganó allí la presidencia.
Según encuestas, Harris necesitaría 44 votos electorales en los estados bisagra (Pensilvania, Michigan y Wisconsin, por ejemplo) para ganar la elección, mientras Trump tendría que conseguir 51 (Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte). El escenario es hoy muy cerrado.