El balotaje del 24 de noviembre será uno de los más reñidos de los últimos tiempos en Uruguay.
El candidato del izquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi, quedó a poco más de seis puntos de ser electo en primera vuelta este domingo y le sacó más de 17 a su inmediato perseguidor y rival en el segundo turno, el oficialista Álvaro Delgado (Partido Nacional). Sin embargo, la sumatoria de todos los votos de los distintos postulantes de la coalición de gobierno (conformada por el Partido Nacional del presidente saliente Luis Lacalle Pou, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido Independiente) lo superó por poco e inclinó levemente la balanza con vistas al balotaje.
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Orsi, el exintendente de Canelones y delfín del exmandatario José Pepe Mujica, obtuvo el 43,94% de los votos contra 26,77% de Delgado. La alianza oficialista en su conjunto aglutinó el 46,96%, a casi tres puntos del número mágico de la mitad más uno de los sufragios que necesita para asegurarse la victoria dentro de menos de un mes.
Si el electorado oficialista se comporta con coherencia partidaria, algo muy probable para evitar el regreso de la izquierda al poder, el heredero de Lacalle Pou debería sumar los votos de Andrés Ojeda (Colorado) que sacó el 16,03% de los sufragios; del militar retirado Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto), con 2,45% y de Pablo Mieres, del Partido Independiente, con 1,71%, todos ellos socios del gobierno saliente.
“La coalición de gobierno parte con cierta ventaja, pero eso no le asegura al triunfo”, resumió a TN el escritor y analista político uruguayo Alfonso Lessa.
La clave de la nueva campaña que se inició esta semana será el debate obligatorio entre ambos candidatos y cuya fecha aún no fue definida.
Qué tiene a favor el candidato Yamandú Orsi, del Frente Amplio
En la dirigencia del Frente Amplio esperaban más. Creían que podían arañar el 50% de los votos y ni siquiera se llegó al 44%.
Pero la cosecha no fue del todo magra. El escrutinio primario -sin el conteo de los votos observados- le otorgó la mayoría en el Senado. En Uruguay no hay elecciones de medio término, por lo que la alianza de izquierda tendrá el dominio de la Cámara Alta en el período 2025-30.
El Frente tendrá 16 de los 30 senadores, 9 de los cuales pertenecerán al Movimiento de Participación Popular (MPP), de Mujica. En total, la coalición de izquierda obtuvo tres senadores más que en las elecciones de 2019. El resto de las bancas quedarán para el Partido Nacional y el Partido Colorado.
Pero en Diputados la situación no es tan clara. Hay 34.000 votos observados que pueden cambiar el resultado final. Sin embargo, todo parece indicar que ninguna alianza alcanzará la mayoría.
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El conteo primario reveló que el Frente Amplio conseguiría 48 diputados y la alianza oficialista 49 (29 del Partido Nacional, 17 del Colorado, dos de Cabildo Abierto y 1 del Partido Independiente). La llave de toda negociación la podrían tener los dos diputados electos de Identidad Soberana, el partido del dirigente Gustavo Salle, que tiene un discurso rupturista contra la “casta política”.
“Entramos en la cueva de los vendepatria. Por lo tanto, ya estamos cambiando la historia”, dijo Salle, que salió cuarto en los comicios del domingo con un estratégico 2,69% de los votos.
Estos sufragios no parecen tener un destino fijo en la segunda vuelta. De hecho, Salle dijo que el 24 de noviembre habrá un “balotaje entre dos asociaciones para delinquir que entregaron la patria”. Según afirmó, ese día llevará a la urna su propia boleta de Identidad Soberana firmada de su puño y letra “para no votar sicarios del pueblo uruguayo”.
“Es alguien que vio la oportunidad de aprovechar algunos nichos de disconformidad en la sociedad. Su target son los descreídos del sistema político. No es un antisistema porque justamente buscó entrar al sistema por segunda vez. Y lo logró”, dijo a TN el analista y periodista uruguayo Mauricio Rabuffetti.
En ese contexto, Orsi tiene a su favor el futuro dominio del Senado, lo que puede representarle una ventaja en materia de gobernabilidad, algo que puede influir en el voto de los uruguayos moderados que buscan un gobierno estable y pragmático. Si gana el balotaje, el Frente Amplio se vería obligado a negociar en Diputados al menos con una parte de la actual alianza oficialista.
“La izquierda tiene a su favor su gran militancia. Puede salir a buscar votos en el electorado independiente que va fluctuando de un lado a otro en cada elección. Además, deberá ir por los votos de los partidos minoritarios que sacaron décimas en la primera vuelta y tratar de convencer a quienes votaron en blanco o anularon el sufragio”, dijo Lessa.
Pero Orsi deberá mostrarse más firme en la nueva campaña que apenas comienza. “Hasta ahora lo cuidaron mucho, eligiendo a que programas de televisión ir y donde hablar. En la exposición pública y en las entrevistas no tiene la misma habilidad. Delgado es mejor en esto. La prueba es que el discurso de Orsi del domingo a la noche lo leyó en telepronter”, afirmó el analista.
Qué tiene a favor el candidato oficialista Álvaro Delgado
Delgado tiene a su favor el empuje electoral de la alianza oficialista, que obtuvo muchos más votos que los esperados este domingo. Pero, además, puede sacar provecho de la gran popularidad de Lacalle Pou, superior al 50% y que, sin embargo, no logró materializar hasta ahora a favor de su candidato, ex secretario general de la Presidencia.
“El gobierno va a salir a mostrar muchas cifras sobre inversión pública y probablemente Delgado se pegue a la figura de Lacalle Pou”, dijo Lessa.
Su mayor desventaja estará en la gobernabilidad. Si llega al poder, deberá negociar en ambas cámaras del Congreso con la izquierda, ya que es poco probable que logre armonizar con el discurso rupturista de Salle.
En ese marco, una negociación con el Frente Amplio no se presenta como algo difícil, en un país que se ha destacado desde la recuperación de la democracia por alcanzar consensos básicos sobre el rumbo del país.
En Uruguay no hay una polarización desenfrenada al estilo argentino. Tras la primera vuelta de este domingo, todos los escenarios quedaron abiertos y en ambos casos la negociación será la palabra clave para avanzar en acuerdos concretos en materia política, social y económica.