Fue un ataque quirúrgico. Israel lanzó el viernes una ofensiva contra Irán más contundente que la de abril, pero se cuidó de causar una devastación que obligara a Teherán a responder con más fuerza. Es el inicio de una nueva normalidad en Medio Oriente.
El bombardeo contra objetivos militares fue estructurado de tal manera de limitar bajas y “contener” los daños, según fuentes citadas por The Washington Post. Ese fue el plan consensuado con Estados Unidos: darle la posibilidad al gobierno teocrático iraní de minimizar el impacto de la ofensiva y no responder.
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Los dos países necesitan ahora mostrarse victoriosos. Israel expuso su poderío militar y la vulnerabilidad de Teherán, lo que podría restablecer su golpeada capacidad de disuasión severamente dañada tras el ataque de Hamas del 7 de octubre. Irán, a su vez, se empeña en declararse intacto y de mantener la capacidad de contraatacar. De hecho, solo admitió la muerte de dos de sus soldados y “daños limitados” tras los ataques israelíes contra centros militares en las provincias de Teherán (norte), Juzestán (sudoeste) e Ilam (sudeste).
“Si bien nuestro sistema de defensa aérea interceptó y contrarrestó con éxito los ataques, algunas áreas sufrieron daños limitados”, informó el Cuartel General de Defensa Aérea de Irán en un comunicado citado por la agencia de noticias oficial IRNA.
Una represalia medida y consensuada con Washington
Israel logró su objetivo de responder con fuerza los ataques iraníes contra su territorio del 1 de octubre.
“La represalia Israelí fue sumamente medida, a pedido de los Estados Unidos, de tal manera que no desate una escalada de guerra abierta regional”, afirmó a TN el presidente de la Unión Mundial del partido israelí Meretz, Darío Teitelbaum.
Hoy, Teherán intentaba mantener su vida cotidiana. Medios estatales ironizaron sobre los ataques. Dijeron que el contraste con sus enemigos israelíes era evidente: “Mientras los israelíes corren a refugiarse cuando caen misiles, los iraníes preparan té y se quedan en casa como si todo fuera normal”, fue una de las frases destacadas. De hecho, las sirenas no sonaron en la mayoría de las ciudades.
Ahora, el líder supremo Ali Jamenei tendrá que decidir si quiere contraatacar y desatar una guerra abierta entre dos países sin fronteras o adaptarse a esta nueva normalidad de una región siempre a un paso del estallido total.
“Imaginemos el dilema que se le plantea a los dirigentes iraníes: tomar represalias y arriesgarse a una espiral que podría quemar todo lo que han construido, o permanecer en silencio y dejar que el silencioso triunfo de Israel suene más fuerte. En cualquier caso, Irán está acorralado en un rincón que él mismo ha creado. Una respuesta convertiría casi con toda seguridad a Tel Aviv en un objetivo potencial, pero después de esta noche, Irán sabe que Israel puede llegar a Teherán con la misma facilidad. No se trata de una amenaza vaga, sino de una promesa que ha aterrizado, con claridad y fuerza, justo en su puerta”, escribió en The Jerusalem Post el analista y editor israelí Zvika Klein.
Qué demostró Israel con su nuevo ataque a Irán
Teitelbaum dijo que “los objetivos de la acción Israelí estaban previstos, inclusive a causa de una advertencia rusa pocas horas antes del ataque. A nivel estratégico, lo importante es la demostración del potencial Israelí de llegar a cualquier punto de Irán y alrededores, con pleno despliegue bélico, escuadrones de ataque, provisión de combustible aerotransportada, y la profunda coordinación no solo con Estados Unidos, sino con países árabes en la región”, indicó.
A su juicio, “esto podría restaurar la capacidad de disuasión de Israel, un tanto averiada por el salvaje ataque del Hamas el 7 de octubre de 2023 y el lanzamiento de Guerra abierta por parte de Hezbollah el día después”.
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Ahora, habrá que esperar por la decisión iraní que marcará una nueva etapa en el conflicto.
“La no respuesta de Irán podría des-escalar la situación, y franquear el camino para un acuerdo multilateral que comprendería la liberación de los rehenes israelíes, el inicio de atribuciones civiles en Gaza (pero no a Hamas) para contener la tragedia humanitaria, condicionado a desarme del Hamas y la Jihad Islámico y un acuerdo territorial con el Líbano, fortaleciendo al ejército libanés y sacando a Hezbollah de la ecuación” nacional, señaló Teitelbaum.
Ese sería un primero paso. Pero no la solución definitiva a un conflicto que no es nuevo. Para el presidente de la Unión Mundial del partido Meretz, quedarían pendientes el futuro del gobierno de Benjamin Netanyahu con posibles elecciones anticipadas y una hoja de ruta que lleve a la solución del problema palestino (con la creación de un Estado) y la descolonización de la Cisjordania ocupada.