El lujoso complejo hotelero de Borgo Egnazia, entre viejos olivos y las aguas cristalinas del Mar Adriático, tendrá la incómoda misión de albergar por primera vez bajo un mismo techo a Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva, dos de los invitados especiales de la cumbre del Grupo de los 7 (G7) que se celebra desde este jueves al sábado en ese rincón idílico de Puglia, en el sur de Italia.
Si bien -al menos hasta última hora- no hubo ninguna reunión bilateral agendada ni pedidos formales desde Buenos Aires o Brasilia, ambos mandatarios, huéspedes de la primera ministra Giorgia Meloni, tendrán la oportunidad de cruzarse en algún pasillo o durante la cena oficial. El encuentro, casual o previsto, será difícil de sortear, salvo que decidan evitar miradas hasta en la foto grupal que acompaña siempre a este tipo de eventos internacionales.
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“Nada por ahora”, fue la frase que eligieron fuentes de la Casa Rosada al responder a TN sobre una hipotética reunión para aplacar las tensiones personales entre ambos.
Pero no estarán solos. Los acompañarán los jefes de Estado o de gobierno de los países más ricos del hemisferio occidental (Joe Biden, de Estados Unidos; Olaf Scholz, de Alemania; Justin Trudeau, de Canadá; Emmanuel Macron, de Francia; la anfitriona Giorgia Meloni, de Italia y, Rishi Sunak, del Reino Unido) más Fumio Kishida, de Japón. También estarán un puñado de líderes internacionales, en una reservada lista de invitados que incluye al papa Francisco.
¿Podrá concretarse un encuentro entre Milei y Lula?
Milei estará acompañado solo por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. No estará la canciller Diana Mondino, la encargada de apaciguar, hasta ahora con éxito dispar, la grave crisis bilateral desatada por las fuertes declaraciones del presidente argentino contra su par brasileño durante la campaña electoral que lo llevó al poder, cuando lo acusó de “corrupto”.
Desde Brasilia, fuentes del Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, dijeron que no hubo contactos para concretar una reunión oficial. Desde la asunción de Milei y a pesar de los dos viajes que hizo Mondino a Brasil en los últimos seis meses, Lula se ha mostrado intransigente. Primero desechó la invitación oficial a participar en la ceremonia de jura. Luego, a fines de abril, “ninguneó” una carta que le envió el propio presidente argentino, a través de su ministra de Exteriores. Una semana después de recibir la misiva, dijo que aún no la había leído.
Ahora, una nueva crisis amenaza estallar entre ambos países. Según la prensa brasileña, el gobierno de Lula va a pedir la extradición de 65 brasileños que escaparon a la Argentina tras participar del intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023 impulsado por seguidores de Jair Bolsonaro, gran aliado ideológico de Milei. La respuesta llegó a través de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “Todavía no tenemos ninguna información de ese tipo. Lo único que tenemos confirmado es que entran brasileños todos los días”, afirmó.
El complejo hotelero de Borgo Egnazia podrá reunirlos por primera vez. “Es un encuentro que todos queremos ver. Hay que ver cuál será el comportamiento de Milei. Lula, en sus distintas presidencias, se ha mostrado siempre muy diplomático en reuniones de este tipo, como cuando saludo al expresidente George W. Bush”, a quien se había enfrentado duramente, en ocasión de la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata, en 2005, en la que se rechazó el proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), dijo a TN el analista brasileño Marco Teixeira, de la Fundación Getulio Vargas.
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Ambos serán los únicos representantes de América Latina en la cumbre: Milei, invitado especial de Meloni, y Lula, como presidente pro-témpore del G20, el grupo de las 20 economías más poderosos del planeta.
El encuentro se centrará en las guerras de Gaza y Ucrania, con la participación del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Pero también dedicará un espacio al cambio climático, la Inteligencia Artificial y Latinoamérica, en especial a las próximas elecciones en Venezuela previstas para el 28 de julio. Meloni estimó que “sería un error” excluir a la región en el debate sobre estos temas. El objetivo, a simple vista, parece encuadrarse en evitar una mayor apertura del cono sur a la influencia china.
La invitación a Milei, no obstante, está más enmarcada por la afinidad ideológica con Meloni. El caso de Lula es absolutamente protocolar: la invitación se extiende siempre al presidente de turno del G20. En medio de un fuerte operativo de seguridad, que incluye el bloqueo de cielos, mares y carreteras en gran parte de la provincia de Brindisi, en Italia estarán presentes dos visiones opuestas de la política latinoamericana.