“Mami, papi, los quiero mucho. Son los mejores y siento haber hecho esto”, así fue el último mensaje de Kira López, una adolescente española de 15 años que se quitó la vida el 19 de mayo de 2021 a causa del acoso que recibía por sus compañeros de la escuela.
Ese día, la joven saltó a la hora de entrar a clase desde el octavo piso del edificio en el que vivía y cayó en el agujero de la escalera. Sus padres encontraron su cuerpo más tarde después de leer un mensaje de WhatsApp en el que se despedía de ellos y sus otros seres queridos.
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Kira nació un 8 de enero de 2006, creció en Barcelona junto a sus padres María José y José Manuel López, y solía ser una nena inquieta y amigable. Sus familiares la recuerdan como “una niña muy amorosa” y que jugaba con todos los chicos que se encontraba, ya que no le resultaba difícil socializar.
En cuanto terminó el jardín y tuvo que empezar la primaria, sus papás la mandaron al colegio Pare Manyanet de Sant Andreu porque todas sus amigas iban a estudiar ahí, y como tenía un buen nivel académico, no vieron por qué no sería una buena opción para su hija.
La estadía de Kira en esa institución fue tranquila hasta que en el segundo año comenzaron las agresiones: empezó a salir de la escuela con moretones en el cuerpo, el pelo cortado con tijeras y era amenazada constantemente por sus compañeros. “Mañana te vas a morir porque te vamos a tirar por las escaleras”, le decían, a la vez que le advertían que le iban a robar todas sus pertenencias.
Según el testimonio de la familia López, los agresores siempre eran los mismos y los tenían identificados por nombre y apellido, porque Kira siempre los escribía en los cuadernos de la escuela. El acoso era visible y, a pesar de que sus papás reclamaban a los directivos que accionaran, siempre tuvieron la misma respuesta. “Nos decían que no pasaba nada, que éramos sobreprotectores. Pasamos a ser los ‘padres molestos’ a ser de esos ‘padres que se quejan todo el tiempo’”, aseguró María José en un documental que narra el hecho.
Las autoridades del centro educativo continuaron con la misma actitud y corrieron el foco de la culpabilidad: “La escuela empezó a señalar que el problema era ella porque decían que no sabía solucionar, gestionar sus emociones y pararle el pie a los demás. Y mi hija llegó a creérselo”, explicó la madre.
Con los años, ya entrada en la adolescencia, el acoso se intensificó y nadie llegó a tomar dimensión del sufrimiento por el cual ella estaba pasando, aunque sí hubo señales. En un trabajo práctico que Kira tuvo que hacer sobre el acoso escolar, decidió contar cómo su experiencia con el bullying la cambió por completo como persona.
Uno de los párrafos de aquel informe decía: “Nunca se superan por completo los efectos del acoso escolar, acaban dando forma a nuestra personalidad, son como cicatrices en nuestras almas. Los que hemos sido acosados siempre tememos que vuelva a pasar, el miedo dura para siempre aunque aprendamos a esconderlo”.
19 de mayo de 2021
El 19 de mayo de 2021 la vida de los López cambió para siempre después de un mensaje de WhatsApp que Kira le envió a sus padres: “Mami, papi, los quiero mucho. Son los mejores y siento mucho haber hecho esto. Pero lo he hecho porque no soy suficiente y nunca lo seré, y no vale la pena vivir. Baja para saber a lo que me refiero. Decile al resto de la familia y a mis amigos de parte mía que los quiero mucho”.
Más tarde, José Manuel López encontró el cuerpo de su hija en el fondo de la escalera del edificio en el que vivían. En un principio, la primera hipótesis que conjeturó fue que alguien la había empujado, pero no se imaginaba que todo el dolor con el que cargaba su hija desde que era una nena, la habría hecho tomar esa drástica decisión.
Entre la angustia y la conmoción, ambos padres empezaron a buscar el “por qué” y decidieron revisar sus dispositivos electrónicos, cajones, cuadernos y cualquier cosa que les diera una pista. Y al noveno día, cuando ya estaban a punto de abandonar cualquier tipo de esperanza, descubrieron algo que los hizo “atar cabos”: era un correo electrónico enviado desde un mail al que sólo tenían acceso los alumnos y las autoridades del colegio al que asistía Kira. En su contenido, sólo había dos palabras: “Muerte” y “Muere”.
A partir de ese momento, la familia denunció el hallazgo ante la Policía y se abrió una investigación al respecto. Desde ese entonces hasta la fecha, el instituto educativo siempre negó el acoso y, en marzo de este año, llegó a interponer una querella por difamación e injurias y en defensa de su honor por las acusaciones de los padres de Kira López.
Luego de 18 meses del suicidio de la joven, la Audiencia de Barcelona ratificó que la decisión del juez instructor era archivar la causa, ya que “ninguna de las diligencias practicadas ha podido determinar qué llevó a Kira a suicidarse, ni puede su actuar autolítico ser vinculado a la acción de una persona ni a la inacción del centro escolar”. En este sentido, determinaron que daban por finalizada la investigación y advirtieron que “el suicidio de una joven de 15 años es devastador para los progenitores y para todos aquellos que la conocieron y la querían. Sin embargo, el ámbito penal no es el espacio oportuno para la búsqueda de consuelo o respuestas”.
A través de las redes sociales, los padres reconocieron que “no esperaban mucho a través de la vía penal”. Por esta razón, comenzaron una junta de firmas, donde recolectaron una suma de 250.000 aproximadamente, para pedir al Congreso español una ley contra el acoso escolar y la aplicación de un protocolo antibullying que funcione.
En marzo último, José Manuel y María José presentaron una demanda por responsabilidad civil contra el colegio pare Manyanet de Sant Andreu de Barcelona. En ella, afirmaron que han “podido descubrir y documentar situaciones de violencia de las que Kira también fue víctima” y detallaron que no solo fue por “la inacción reiterada y consciente del Manyanet” ante las denuncias de acoso, sino también por la presunta violencia ejercida por los docentes.
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A casi tres años del aniversario de la muerte de Kira, su padre la sigue recordando con la esperanza puesta en que, tarde o temprano, la Justicia haga lo suyo: “Es insoportable no volver a verla y ver la indiferencia de los que te rodean, que entiendo deben seguir con sus vidas, ellos pueden hacerlo, yo nunca podré. La necesito como se necesita respirar. Y lo peor no es cómo yo me siento, lo peor es saber que Kira se ha perdido vivir una vida maravillosa sintiendo que era invisible. No lo merecía, ella no, se los aseguro. Kira, te querré siempre, solo pienso en ti en cada instante. Un beso de tu papi, que sigue diciéndote que eres lo mejor de este mundo”.