El Parlamento de Grecia aprobó este jueves el matrimonio homosexual y la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo. De esa manera, se convirtió en el primer país de religión cristiana ortodoxa en adoptar esta medida, impulsada por el gobierno conservador pese a la frontal oposición de la influyente Iglesia local.
La histórica iniciativa se aprobó con 176 votos a favor, 76 en contra y 2 abstenciones, gracias a los votos de varios partidos opositores. Una parte de los 158 diputados del partido gubernamental, la conservadora Nueva Democracia (ND), votó en contra, se abstuvo o salió de la Cámara.
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El jefe de Gobierno conservador, Kyriakos Mitsotakis, dio libertad de voto a los legisladores de su partido después de la oposición interna del ala más conservadora a la medida.
Grecia, donde predomina un modelo de familia tradicional, se convirtió así en el 37º país en el mundo en legalizar el matrimonio igualitario. Argentina lo hizo en 2010.
El gobierno griego le ganó la pulseada a la Iglesia Ortodoxa
El primer ministro hizo de la aprobación del matrimonio igualitario una de sus promesas clave en la campaña en la que logró una clara victoria en junio de 2023.
Mitsotakis le pidió en repetidas ocasiones a la influyente Iglesia ortodoxa que no interfiera en los asuntos propios del Estado, y este jueves incluso evocó un pasaje bíblico en el debate parlamentario: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Las asociaciones proderechos LGTBI celebraron la “histórica” aprobación de la ley, pero criticaron que no se haya autorizado la gestación subrogada para parejas homosexuales.
Desde 2015, Grecia permite una unión civil fuera de los cánones tradicionales, que no ofrece las mismas garantías jurídicas que el matrimonio civil.
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”Los padres del mismo sexo podrán por fin dormir pacíficamente por la noche”, porque estarán “libres del miedo de que si les pasa algo, su hijo termine en una institución”, declaró Mitsotakis al presentar la reforma ante el Consejo de Ministros a finales de enero.
Hasta ahora, solo el progenitor biológico tenía derechos sobre el niño. En caso de fallecimiento de este, el Estado le retiraba la custodia al otro padre. Además, los hijos de dos padres no podían obtener documentos de identidad, ya que el nombre de la madre es obligatorio en el registro civil.
En un país 95% ortodoxo, la Iglesia manifestó desde el principio su total oposición al proyecto. ”Los niños tienen una necesidad innata y el derecho a crecer con un padre de sexo masculino y una madre de sexo femenino”, asegura el Santo Sínodo, que dirigió una carta a los diputados. También se leyó un sermón en todas las iglesias del país el domingo 4 de febrero.
(Con AFP y EFE)