En el Santuario Vale da Rainha de Brasil, un refugio de animales rescatados, una mujer entabló un fuerte vínculo con un toro blanco rescatado de un matadero. La historia adquirió trascendencia debido al estrecho lazo entre la cuidadora y el animal.
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El toro, que logró saltar uno de los muros que lo encerraban y conseguir la libertad, llegó al santuario con lágrimas en los ojos, pero encontró consuelo en Patricia Andrade Varela Favano, cofundadora del espacio y profesora de yoga.
A pesar de las advertencias sobre su naturaleza potencialmente peligrosa, se desarrolló entre ellos un vínculo que ha dado lugar a momentos de pura alegría y serenidad para el animal.
Este lazo se consolidó mediante interacciones constantes que iban más allá de los cuidados físicos básicos. La mujer se tomaba su tiempo para visitarlo en el campo, hablarle y cantarle, actividades que pronto se convirtieron en las favoritas del toro.
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De hecho, en algunos videos que trascendieron en las redes sociales, el animal respondía a estas muestras de afecto de maneras únicas. Cuando Patricia estaba cerca, le enseñaba la barriga en un claro signo de confianza y vulnerabilidad, llegando incluso a tumbarse en su regazo.
Este particular lazo no sólo mejora la calidad de vida del toro, sino que también sirve como estudio en el santuario para educar a los visitantes sobre la capacidad de los animales de sentir emociones y formar relaciones profundas.