Alana y Leila, las dos gemelas argentinas que se tiraron del balcón de su casa en el puebo de Sallent (España) la semana pasada, eran víctimas de bullying. Y cuando se defendían del acoso de sus compañeros, muchas veces las autoridades del colegio les aplicaban duros castigos: horas de reclusión en una sala tan fría que los alumnos la llaman “la heladera” y expulsiones.
Alana, que se encontraba en un proceso de transición de identidad de género y pedía ser nombrada como Iván, era discriminada por su acento y por ser trans. “Alana no se callaba, les plantaba cara, se defendía y al final siempre terminaban castigándola a ella”, contó una de sus amigas, Aitana, al diario La Vanguardia.
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“Las acosaban, las rodeaban, les pegaban y les decían cosas”, recordó otra menor, que asiste al mismo colegio. “Porque eran argentinas les decían todo el tiempo que se volvieran a su país. Cuando se cortó el pelo una de ellas la empezaron a molestar con cosas sobre su sexualidad”, afirmó al sitio El Caso.
Otras alumnas del centro ratificaron al sitio Regió 7 que muchas veces trataron a Iván como si fuera el agresor, por lo que varias veces lo expulsaron de la escuela. “No podía más y se defendía contra estos niños, les pegaba... y entonces le trataban como si fuera el malo de la película”, dijeron.
Varios alumnos contaron que en algunas ocasiones, cuando sus papás no podían ir a buscar a Iván, el adolescente pasaba más tiempo en “la heladera”. “Es la sala de los castigados. Lo dejaban allí dentro solo porque sus padres no podían hacerse cargo”, contaron.
Carmen Cabestany, una profesora que preside la asociación española No Al Acoso Escolar (NACE), ratificó estas versiones. “Supe de dos castigos: dejarlas solas en lo que llaman “la heladera”, una sala muy fría. Y, por otra parte, expulsarlas pero por más tiempo de lo que expulsaban a los otros”, dijo a Clarín.
“Esto fue lo que a mí me dijeron. Que a veces las tenían seis horas castigadas en ‘la heladera’. Y que otras veces, castigaban a las dos partes, pero a unos los castigaban menos y a ellas las expulsaban por más tiempo”, agregó.
Las alertas que nadie escuchó
Alumnas también aseguraron que la escuela hacía la vista gorda y que ellas habían denunciado la situación a un profesor de Matemáticas. “Claro que sabían que les hacían ‘bullying’”, insistieron. “Le dijimos (al profesor) que ese niño no era culpable de nada: que se metían con su acento, con su nacionalidad y porque se había cortado el pelo”, continuaron.
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También sostuvieron que un día Iván tuvo un ataque de ansiedad tras una pelea en el patio de la escuela. “Estaba convulsando... le llevamos con una profesora que le dio un té de tilo para relajarse, pero la mayoría del tiempo los profesores en el patio no hacían nada”, se quejaron.
Según contaron, para evitar conflictos, la escuela mandaba a los hermanos a otro patio, con alumnos más grandes, o a clases de artes plásticas y educación física. “Decían que lo hacían para evitar conflictos, pero a los niños que se metían con él no les decían nada, seguían igual”, aseguraron.
En un primer momento, las autoridades educativas negaron que las gemelas argentinas hubieran sido víctimas de bullying, aunque luego dieron marcha atrás ante la aparición de varios testimonios en ese sentido y del contenido de las propias cartas que dejaron las hermanas.
“Creo que el Instituto no había sabido reconocer como tal el bullying que sufrían las gemelas”, sostuvo este lunes Josep Roca, el inspector de Educación que está investigando qué falló en el instituto Llobregat de Sallent.
Qué decían las cartas de despedida que dejaron
Este domingo, familiares y amigos despidieron a Iván. Lucas y Maia, sus papás, conservarán las cenizas de Iván hasta que puedan viajar y llevarlas a Argentina. Esperan ahora la evolución de Leila, la gemela que sobrevivió a la caída y que sigue internada en el hospital Park Taulí de Sabadell.
En su carta, Iván contó que se sentía incomprendido por su transexualidad y que nunca iba a ser feliz. Leila aseguraba que no quería morirse, pero que acompañaba a su hermano en la drástica decisión para no dejarlo solo.
Suicidio: dónde llamar para pedir ayuda
Asistencia telefónica gratuita a personas en crisis o con riesgo de suicidio: 135 desde Buenos Aires o bien 011-5275- 1135 o 0800-345-1435 desde todo el país, línea a cargo de la organización no gubernamental Centro de Asistencia al Suicida (CAS).