Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva se vieron la cara por última vez el viernes por la noche antes de la segunda vuelta de las cruciales elecciones presidenciales en Brasil de este domingo. Fue en uno de los imponentes estudios que la Rede Globo de Televisão, más conocida como TV Globo, tiene en Río de Janeiro. Es la señal televisiva más importante del país vecino.
Como se esperaba, las casi dos horas y media que duró el debate estuvieron cargadas por reproches entre ambos candidatos, acusaciones de corrupción, chicanas varias, promesas de campaña y una confrontación que por momentos hacía un tanto tedioso el seguimiento del minuto a minuto.
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Bolsonaro llegó a los estudios a las 20:07, mientras que Lula lo hizo exactamente 13 minutos después. El caótico tránsito de Río de Janeiro no complicó el movimiento logístico gracias al fuerte operativo de seguridad que se montó en las afueras del predio. Desde varios kilómetros antes de llegar a Globo se podían ver múltiples sirenas policiales que se mezclaban con las luces rojas de los autos frenados.
Cómo se vivió el debate Bolsonaro-Lula desde adentro
La expectativa era muy grande. Incluso, muchos se animaban a compararlo con la final de un torneo de fútbol -en línea con el infaltable espíritu brasileño-. Pero a medida que pasaban los bloques en los que estaba dividido el debate, la percepción fue virando de parecer. Sobre todo puertas adentro, entre los representantes de los 62 medios de todo el mundo que se acreditaron para el cónclave, entre los que estaba TN. ”Ya escuchamos la palabra corrupto y ladrón unas 1500 veces”, se reía una periodista chilena promediando el debate.
Sucede que la sorpresa por las chicanas al inicio del debate se fue diluyendo a medida que se hacían repetitivas y se hacían cada vez más frecuentes las mesas donde estaban dispuestos el pollo cremoso, los sorrentinos de quesos, los panes de queso, la carne y otra tanta variedad de comida de lujo que había a disposición.
Cada tanto, un comentario penetraba en el atento ambiente de la sala de prensa. Como por ejemplo cuando Bolsonaro y Lula empezaron a discutir sobre el uso del viagra. El expresidente acusó al actual por la compra de 35.000 pastillas del medicamento por parte del gobierno federal, a lo que el actual mandatario le replicó con un: “¿Usted no usa viagra?”. Se escucharon risas.
El cruce final de Bolsonaro con los periodistas
Al finalizar el debate estaba prevista una conferencia de prensa de los dos candidatos con los medios acreditados. Cada uno tendría 10 minutos para contestar preguntas. Es así que en el medio de la sala reservada exclusivamente para la prensa se levantaba un atril con el lema “debate O Globo” detrás.
Pero a diferencia de lo pautado, Lula, quien había salido sorteado para ir primero, no fue. Su lugar fue ocupado por Geraldo Alckmin, actual candidato a vicepresidente en la fórmula de Lula. Se restringió a leer como una especie de comunicado donde negaba acusaciones que Bolsonaro había hecho a lo largo del debate. Sin responder preguntas se dio media vuelta y se fue. Los periodistas lo recibieron con sorpresa.
Minutos después se hizo presente el actual mandatario brasileño, escoltado por sus efectivos de seguridad y sus más cercanos asesores, de los cuales muchos habían estado con él en el propio estudio. A su lado se paró, de forma más que simbólica, el exjuez Sergio Moro, quien llevó adelante la investigación Lava Jato e impulsó los cargos que terminaron con Lula preso por 580 días.
Respondió las primeras preguntas. Volvió a atacar al líder del Partido de los Trabajadores. Se defendió en otras oportunidades. Criticó a la Argentina y Alberto Fernández. Pero el momento más incómodo se vivió cuando desde la organización le dijeron -a los gritos- que se había terminado el tiempo.
“Estuve horas hablando allí, déjenme hablar aquí con los periodistas”, dijo Bolsonaro ante TN. Fue así que se quedó unos 10 minutos más del tiempo previsto hasta que con claros gestos de enojo se bajó del escenario y se fue sin responder ante la pregunta de este medio de cuál es su relación con Alberto Fernández, a quien citó un sinfín de veces para tratar de desprestigiar la campaña de su oponente Lula.
El debate dejó un sabor semi amargo porque muchos analistas consideraron que no se trataron temas en profundidad, sino que primaron las acusaciones cruzadas. Lula marcha como favorito, pero el resultado final está abierto. Mañana se conocerá.
