La tarea de Liz Truss al frente del gobierno británico no será para nada sencilla. La “nueva Margaret Thatcher”, como muchos la llaman por su forma de vestir y expresarse, tendrá desafíos políticos, económicos y sociales que van desde controlar una inflación récord en el Reino Unido hasta evitar rebeliones internas del Partido Conservador.
Esta política de 47 años que sobrevivió a los últimos tres gobiernos tories en distintas funciones asumió el cargo de primera ministra –la tercera mujer en la historia en ocuparlo- después de ser recibida por la Reina Isabel II en su casa de descanso de Escocia. El encuentro se produjo allí por el estado de salud de la monarca.
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Truss era la ministra de relaciones exteriores de Boris Johnson, lo que la llevó a tejer muy buenos vínculos internacionales. Incluso ayer, pocas horas después de asumir su mandato, dialogó unos pocos minutos con el presidente norteamericano, Joe Biden, y con el mandatario de Ucrania, Volodimir Zelenki. Reino Unido ha sido un gran aliado de Kiev durante la guerra.
“Por muy fuerte que sea esta tormenta, sé que el pueblo británico es más fuerte”, pronunció la nueva primera ministra con el tono apagado que la caracteriza durante un breve discurso frente a la puerta número 10 de Downing Street, la residencia oficial. Luego prometió que sacará al Reino Unido de está “tormenta” económica en la que están sumidos. Pero no será el único frente abierto que tenga.
Malestar social en aumento
Uno de los hechos más relevantes que vivió el Reino Unido en los últimos meses fue el creciente mal humor social, producto de la inflación récord sin control, el aumento de las tarifas energéticas y la falta de respuesta para atenuar el impacto sobre el salario real, según consideran muchos trabajadores.
“Va a tener que pelear contra los sindicatos que son los que más están pidiendo”, le explicó a TN desde Londres el analista internacional Dan Ozarow, para luego agregar que se mantendrán “las amenazas de paro y huelgas de los trabajadores mientras se mantenga este contexto”. Hace referencia directa a los múltiples paros que en las últimas semanas dejaron vacías las principales estaciones de subtes y aeropuertos.
Por su parte, el analista Tomás Listrani explicó que “los británicos están atravesando lo que le llaman la ‘crisis del costo de vida’”. Si bien esta situación no es exclusiva del Reino Unido, en diálogo con TN también detalla que “para un país que apostaba a una especie de renacimiento con el Brexit, hoy 2 de cada 3 británicos opinan que están en su peor momento económico y eso les genera un cambio de expectativa muy fuerte”.
Inflación e histórico aumento de las tarifas
El alma mater de este fastidio social son la inflación récord del Reino Unido y los aumentos de las tarifas eléctricas sin precedentes. En julio los índices de precios subieron 10,1% interanual, la cifra más alta desde 1982. Mientras que para fin de año algunos hogares tendrán una tarifa hasta 200% mayor a la que tenían. En abril ya hubo un alza del 55% de gas y electricidad, mientras que se esperan otros antes del cierre del 2022.
Disconformidad social, uso político de la oposición. Principalmente el bloque laborista le exige a la nueva primera ministra que tome medidas “urgentes” para paliar esta situación. En su primer encuentro cara a cara con legisladores opositores en el parlamento Liz Truss quiso llevar tranquilidad y adelantó que anunciará medidas este jueves.
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Su nuevo ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, está ultimando un plan que incluiría congelar los precios de la energía pese a la oposición inicial de Truss a dar ayudas públicas. “También podría incluir un paquete de subsidios especiales escalonados que contemple a las pymes, una de las más perjudicadas en la pandemia y por el aumento tarifario”, agregó Listrani a este medio.
A este complejo panorama económico se le suma el fuerte desplome de la libra esterlina. En la jornada del miércoles cayó a su nivel más bajo desde 1985 frente al dólar, empujada por los temores de recesión en el Reino Unido. La moneda estadounidense empieza a ser un refugio seguro también para los habitantes de las islas.
Rearmar un gabinete pensando en verdugos y las elecciones
Hay un dato que no pasa desapercibido entre la política británica. Tanto Theresa May como Boris Johnson, los dos últimos premieres del Reino Unido, tuvieron que renunciar después de una “rebelión” interna de sus propios funcionarios. Si bien Truss fue elegida por sus propios correligionarios del Partido Conservador, tendrá que orden el espacio para no encontrarse con ninguna sorpresa.
“Está armando el partido y será muy importante observar el personal técnico que designa, porque de allí salieron los verdugos de sus antecesores”, puntualizó el analista internacional Tomás Listrani. Por su parte, Dan Ozarow también agregó que a este desafío se le suma “la baja legitimidad que tiene ante los británicos, porque sólo el 0,2% de la población votó por ella”. Esto se debe al proceso electoral que tiene el país.
Este último punto se relaciona íntimamente con las elecciones generales de 2024. Hoy el Partido Conservador tiene mayoría en el parlamento y, por ende, la potestad de elegir internamente quién es su líder y primer ministro del Reino Unido. Los tories empezaron a ver un desgaste de Johnson meses atrás y por eso buscaron correrlo de su cargo.
La apuesta de Truss apunta directamente a ganar las elecciones. “Su experiencia como técnica se puede leer como una apuesta de los conservadores para llegar a buen puerto en 2024″, aporta Listrani. Por tal motivo, la nueva primera ministra tendrá la premisa de mantener un partido ordenado internamente, controlar el malestar social y transitar de la mejor manera posible estos dos años hasta que los británicos vayan a las urnas.
Una política externa dura y sin grandes cambios con Malvinas
Si en términos generales no se esperan grandes cambios entre las políticas de Boris Johnson y las Liz Truss, menos sucederá en el plano internacional, cartera en la que estaba al frente desde septiembre del año pasado. En este año mostró un fuerte acercamiento del Reino Unido a las potencias occidentales, a la OTAN y una rígida oposición a Vladimir Putin.
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En este contexto, es difícil esperar que allá un cambio en la postura británica frente al reclamo de la Argentina por las Islas Malvinas. Consultados por TN, así lo manifestaron por lo bajo desde Cancillería argentina. El Gobierno nacional mantendrá los contactos formales y diplomáticos como viene sucediendo.
También se reiterarán los pedidos que se llevaron este año al Comité de Descolonización de la ONU al cumplirse 40 años de la guerra. Allí el canciller Santiago Cafiero reclamó que el Reino Unido reanude las negociaciones bilaterales para encontrar una solución pacífica a la disputa por soberanía, que el Reino Unido no considera como tal. Y no lo seguirá considerando durante el mandato de Liz Truss.