El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, inició este lunes su cuarto mandato consecutivo con nuevas sanciones de los Estados Unidos y la Unión Europea. Puertas adentro, el sandinismo cerró filas con sus viejos socios Rusia, Cuba y Venezuela y sumo a este tridente a su nuevo aliado estratégico, China, tras la ruptura de sus históricas relaciones con Taiwán.
Ortega, en el poder desde 2007, juró este lunes por un nuevo período de cinco años junto con su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, en una ceremonia llevada a cabo en el Palacio de la Revolución de Managua. De esa manera gobernará 20 años en forma ininterrumpida, hasta el 2027, y serán 25 si se le suma el lustro en que lideró el país centroamericano entre 1985 y 1990.
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El gobierno de Alberto Fernández no envió ninguna delegación oficial al acto, dijeron a TN fuentes de la Cancillería.
Los Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron nuevas sanciones contra Nicaragua
La asunción de Ortega, de 76 años, estuvo enmarcada en nuevas sanciones internacionales tras la cuestionada reelección alcanzada en los comicios presidenciales del 7 de noviembre que incluyó el arresto de 7 potenciales candidatos de la oposición. Entonces el triunfo del líder sandinista fue juzgado como ilegítimo por la Organización de Estados Americanos (OEA) en una declaración respaldada por el gobierno argentino a mediados de noviembre.
Sin embargo, la Casa Rosada se abstuvo en diciembre de condenar violaciones a los derechos humanos en el país centroamericano.
Este mismo lunes, los Estados Unidos y la UE anunciaron nuevas sanciones contra importantes funcionarios sandinistas, incluidos dos hijos de Ortega y Murillo que asesoran al gobernante y tres entidades estatales. Washington impuso también restricciones de visados a 116 funcionarios.
Camila Ortega Murillo y Laureano Ortega Murillo figuran además entre las seis personas sancionadas por la UE por “graves violaciones de derechos humanos, incluida la represión de la sociedad civil, el apoyo a elecciones presidenciales y parlamentarias fraudulentas y por socavar la democracia y el estado de derecho”.
También Canadá advirtió que podría tomar nuevas medidas contra el “régimen opresivo” de Nicaragua y bendijo las nuevas sanciones anunciadas por Bruselas y Washington.
En respuesta, el diario oficial sandinista Barricada escribió este lunes que “Estados Unidos se atribuye el derecho que no tiene para determinar lo aceptable e inaceptable, lo lícito e ilícito, según el rasero de su unilateral, autoritario, limitado y sancionador criterio imperialista en el que arrastra a otros al precipicio de la arbitraria ignominia”.
Qué puede pasar en Nicaragua bajo un nuevo mandato sandinista
Ortega gobernará otros 5 años con una abrumadora mayoría en el Parlamento. En la nueva Asamblea Nacional el sandinismo tiene 75 de los 91 escaños, un 82,4 % del total. Con semejante control legislativo el oficialismo podrá aprobar reformas a la Constitución y leyes ordinarias de forma unilateral.
Para el analista especializado en Centroamérica del Crisis Group Tiziano Breda, “Ortega ya tenía una mayoría absoluta en la Asamblea en el período pasado, cuya composición cambia muy poco en este, así como cambiará poco su rol de órgano genuflexo a la voluntad de la pareja presidencial”.
“El rumbo que tomará la presidencia de Ortega dependerá principalmente de tres factores: la capacidad del gobierno de obtener recursos y reactivar la economía para mantener sus alianzas internas; el aislamiento internacional, del que podría depender el primero; y la habilidad de las fuerzas de oposición de reorganizarse y revivir el ánimo de la población nicaragüense”, dijo a TN el analista.
Y añadió: “Según evolucionen estos tres ámbitos, podríamos oscilar la actitud de Ortega entre una cada vez más cruenta represión y alguna apertura”.
Daniel Ortega teje una nueva alianza con China y se recuesta en sus viejos aliados: Rusia y Cuba
En este contexto agravado por una difícil situación económica y la pandemia de coronavirus, el sandinismo responde con un nuevo rechazo a las “agresiones” que a su juicio sufre su país.
El gobierno viene acusando a Estados Unidos y a la Unión Europea de “injerencia” en sus asuntos internos e “irrespeto a la soberanía”. Incluso en noviembre pasado pidió iniciar un proceso para retirarse de la OEA.
Para compensar los fuertes cuestionamientos internacionales, Managua reanudó en diciembre pasado relaciones diplomáticas con China tras romper los lazos de más de 30 años con Taiwán, considerada una provincia rebelde por Beijing.
La delegación china a la asunción de Ortega estuvo encabezada por Cao Jianming, uno de los vicepresidentes del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular. En uno de sus primeros actos en Managua, el enviado especial del presidente, Xi Jinping firmó un acuerdo de apoyo mutuo y de cooperación económica.
Pero esta nueva estrategia exterior no olvida a sus socios esenciales. Por un lado Rusia, que le dotó de trigo, vacunas y autobuses para renovar el transporte colectivo de pasajeros y hasta una estación satelital. Y por otro Cuba, cuyo presidente Miguel Díaz-Canel fue uno de los pocos jefes de Estado que asistió a la toma de posesión de Ortega junto a su par de Venezuela, Nicolás Maduro.