En la capital francesa, para desgracia de los parisinos, se convirtió en una especie de ritual para las parejas, en su mayoría turistas, colocar los candados metálicos a los puentes, comenzando con esta práctica por el Pont des Arts, una pesada estructura peatonal de metal y madera que une desde 1804 el museo del Louvre con el barrio de Saint-Germain-des-Prés.
Sin embargo, cuando se acabó el espacio en el Pont des Arts, los amantes buscaron otros sitios similares para seguir con la misma práctica. Así fue que ocuparon barandas sobre las orillas del Río Sena y farolas callejeras, generando gran malestar en los habitantes de esa ciudad.
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El fin de la llamativa costumbre
En 2015, el gobierno de París retiró los candados del Pont des Arts, luego del colapso de una reja de 200 kilogramos. Los especialistas consideraron que el peso de aproximadamente 50 toneladas de los candados perjudicaba significativamente la estructura, que se encuentra en el listado del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Desde aquel entonces, y tal cual dice el dicho, mucha agua corrió bajo los puentes de París. Se retiraron los candados y se reemplazaron las rejas por paneles vidriados, evitando así que aparezcan otros nuevos elementos de este tipo.
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Además, al ser París una de las ciudades más concurridas del mundo, se vio afectada por los ataques terroristas de 2015 y las protestas laborales del año siguiente.
La subasta de los polémicos candados
El llamativo accionar de los enamorados, hizo que las autoridades lleven a cabo una gran subasta de los denominados “candados del amor”, que en un tiempo adornaron los puentes de la capital francesa.
Colgados en la estructura por turistas y amantes, los cerrojos, cuyo peso hizo colapsar a algunas estructuras, nunca fueron bien recibidos por la sociedad parisina.
La subasta de beneficencia fue realizada por el Crédit Municipal de París, una entidad crediticia administrada por el gobierno local que ofrece préstamos y financiación para colaborar con los sectores parisinos más vulnerables.
El dinero recaudado fue asignado a diferentes organizaciones sin fines de lucro Emmaus, al Ejército de Salvación y a Solipam para financiar la ayuda a los refugiados, en momentos en que la capital francesa contaba con dificultades para hacer frente a la afluencia de inmigrantes de países afectados por la pobreza y la guerra en África y Oriente Medio.
