La batalla geopolítica, disfrazada de crisis migratoria, ya estalló. Unos 4000 migrantes acampan desde hace semanas en la frontera entre Polonia y Bielorrusia con un único objetivo: entrar a la Unión Europea por el confín oriental del bloque.
Pero la emergencia -muy lejos aún de la oleada migratoria como la que vivió Europa tras el conflicto en Siria- tiene un componente político oculto: la UE, y en especial Polonia, acusan a Bielorrusia y a su polémico presidente, Aleksandr Lukashenko, en el poder desde 1994 y aliado de Moscú, de fomentar la inmigración en represalia por una serie de sanciones europeas contra Minsk.
Por qué la Unión Europea enfrenta una lucha geopolítica con Rusia y Bielorrusia en la frontera oriental
“No es una crisis migratoria. Son migrantes que el presidente de Bielorrusia mandó hacia la frontera, con el apoyo de Rusia, su principal aliado, para protestar contra la UE por las sanciones contra su gobierno”, dijo a TN el economista y excorresponsal del Financial Times en Venezuela y Brasil, Raymond Colitt, radicado en Berlín.
Y afirmó: “Vladimir Putin juega la carta del gas. Es todo geopolítica. En la crisis migratoria siria había un millón de sirios queriendo entrar a la UE. Aquí hay lobos en el bosque. Hay un problema, pero no es migratorio. Es un problema entre Polonia y Bielorrusia y lo que Putin considera su propia quinta. Y juegan uno contra el otro”.
La cuestión energética, un punto clave en la crisis entre la Unión Europea y Bielorrusia
Alemania, el motor europeo, contraatacó: suspendió temporalmente el proceso de certificación de la infraestructura del gasoducto Nord Stream 2, el megaproyecto que llevará el gas desde Rusia a Europa a través del mar Báltico, sin pasar por Polonia y Ucrania, enemigo de Moscú y el gran perjudicado de esta iniciativa, ya que el fluido dejará de pasar por su territorio.
El nuevo gasoducto permitirá entregar 55.000 millones de metros cúbicos de gas ruso a Europa cada año a través de 2.460 kilómetros de tuberías desde la localidad rusa de Ust-Luga hasta el pueblo alemán de Lubmin. Pero según los críticos, esto supondrá para la UE un enorme aumento de la dependencia energética del gas ruso.
La crisis amenaza con desatar una guerra en este campo después de que Bielorrusia amenazó a Europa con cortar el paso del gasoducto Yamal-Europa que lleva gas ruso a la UE. “¿Y si nosotros cerramos la llave de paso del gas natural?”, preguntó Lukashenko. Putin buscó bajar los decibeles: “Supondría un gran daño al sector energético de Europa y no ayudaría al desarrollo de nuestras relaciones con Bielorrusia”, dijo. Pero la amenaza ya estaba sobre el tablero.
Qué está pasando hoy en la frontera entre Polonia y Bielorrusia
En un juego de ajedrez político que sacrifica a personas desamparadas, la frontera vive momentos de altísima tensión. La patrulla fronteriza polaca dispersó este martes a decenas de inmigrantes con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y cañones hidrantes cuando intentaban saltar las vallas en el paso fronterizo de Bruzgi-Kuznica.
La respuesta no se hizo esperar: los migrantes lanzaron piedras y objetos contundentes contra las fuerzas polacas. Se trata de inmigrantes kurdos iraquíes, sirios, afganos y de países africanos que eligieron la nueva “ruta de Bielorrusia” para llegar a Europa en reemplazo de los peligrosos cruces marítimos desde Turquía o el norte de África que dejan cada año cientos de víctimas.
Las fuerzas polacas denunciaron que los migrantes también tenían en su poder granadas aturdidoras y gases lacrimógenos que, a su juicio, les provee el gobierno bielorruso para fomentar el caos en la frontera.
Por qué Polonia construye un muro en la frontera con Bielorrusia
“La guerra armada no está en el horizonte”, aunque existe “una guerra híbrida” entre Varsovia y Minsk, resumió el vicepresidente polaco, Jaroslaw Kaczynski. Y para evitar una mayor escalada del conflicto, la solución que encontró Polonia se asemeja y mucho a la iniciativa que el expresidente Donald Trump ideó para la frontera sur de Estados Unidos.
El gobierno polaco quiere construir una barrera fronteriza dotada de vigilancia electrónica a un costo de 320 millones de euros. Se trata de hecho de un muro de 180 kilómetros que abarcará la mitad de la frontera común. El objetivo de máxima es que esté listo para mediados del año próximo.
La frontera polaco-bielorrusa es hoy de acceso imposible. Polonia mantiene el estado de emergencia en los casi 200 municipios limítrofes con Bielorrusia desde el 2 de septiembre pasado. Además, prohíbe el acceso a periodistas y a los no residentes en la zona.
En total, desde comienzos de año, la Guardia de Fronteras polaca registró más de 33.000 intentos irregulares de cruzar la línea divisoria. Las cifras preocupan: al menos 11 personas murieron en ambos lados desde el inicio de la crisis migratoria.
La alarma crece día a día. Las organizaciones humanitarias advierten que las bajas temperaturas nocturnas y las precarias condiciones de los asentamientos de inmigrantes pueden derivar en más víctimas, sobre todo entre los más pequeños.
Por qué Polonia acusa a Bielorrusia de ser responsable de la crisis en la frontera bilateral
La Unión Europea viene acusando al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de organizar la crisis migratoria con la ayuda de Rusia, atrayendo a inmigrantes a la frontera europea. En concreto, acusa a Minsk de llevar a los migrantes hasta ese sitio en represalia por sanciones impuestas por la UE tras las denuncias de fraude en las elecciones de agosto pasado y el desvío a Minsk de un avión comercial europeo para detener a un disidente.
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Pero Lukashenko lo niega: “No estamos reuniendo refugiados de todo el mundo y trayéndolos a Bielorrusia, como informó Polonia a la Unión Europea”. Moscú se colocó sin dudar del lado de su socio Lukashenko: “La violencia (de las fuerzas polacas) es inadmisible”, advirtió el canciller, Serguéi Lavrov.
Mientras tanto, los migrantes pasan frío en la frontera. Son los peones de este nuevo tablero de ajedrez de la geopolítica mundial.