Un equipo internacional de paleontólogos descubrió el fósil de un cangrejo cacerola prehistórico de 310 millones de años que conserva el “cerebro intacto”. El mismo se trata de un hallazgo extraordinario debido a que con el paso del tiempo es muy poco común que se preserve la composición de los tejidos blandos de los animales, a menos que existan condiciones muy especiales que eviten su descomposición.
El fósil de ‘Euproops danae’ fue descubierto en el yacimiento de Mazon Creek, en Illinois, Estados Unidos, un sitio conocido mundialmente entre la comunidad científica por las concreciones de siderita, un mineral de carbonato de calcio, que permiten una increíble preservación de los restos fósiles.
De esta manera el mineral moldeó el cerebro del cangrejo: “En nuestro fósil, el cerebro de Euproops está replicado por un mineral de arcilla de color blanco llamado caolinita. Este molde mineral se habría formado más tarde dentro del vacío dejado por el cerebro, mucho después de que se hubiera descompuesto. Sin este llamativo mineral blanco, nunca podríamos haber visto el cerebro“, detallan los académicos en un estudio publicado recientemente en la revista Geology.
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Actualmente, poco se sabe acerca de la evolución de los órganos internos de los artrópodos prehistóricos, debido principalmente a la carencia de evidencia paleontológica que permita estudiarla, ya que estos no sobreviven al paso del tiempo. El limitado conocimiento que se tiene hasta el momento, proviene del análisis de restos fósiles descubiertos en las lutitas de Burgess, en Canadá, o de ejemplares preservados en ámbar.
No obstante, los ejemplares más antiguos encontrados en esta resina natural se remontan al período Triásico, hace unos 230 millones de años, y únicamente pueden ser estudiados utilizando equipo de imagenología especializado, motivo por el cual, en ciertas ocasiones, el estudio de los restos puede verse limitado.
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Gracias al excelente estado de preservación del órgano, los investigadores pudieron comparar las estructuras del prehistórico crustáceo con las especies de cangrejo cacerola actuales, descubriendo que la anatomía cerebral, así como la disposición del sistema nervioso central de esta especie “ha permanecido esencialmente” sin cambios durante la mayor parte de su historia evolutiva.
Para John R. Paterson, coautor de la investigación, el hecho de que la fisiología del fósil encontrado en Mazon Creek sea muy similar a la de los organismos actuales “es bastante notable, dada la sustancial diversificación morfológica y ecológica que ha tenido lugar en el grupo a lo largo de los 310 millones de años transcurridos”.