El epidemiólogo asesor de la Casa Blanca Anthony Fauci cuestionó en las últimas horas el número de muertes por coronavirus informadas por Estados Unidos. De acuerdo con el experto, el Gobierno “subestimó” desde el comienzo de la pandemia la cantidad de fallecidos a nivel nacional, la cual podría superar ampliamente las 581.000 víctimas fatales comunicadas hasta la fecha.
Fauci puso en duda las cifras oficiales al ser consultado por la NBC sobre un nuevo estudio publicado esta semana por la Universidad de Washington, que cifra en más de 900.000 las muertes por COVID-19 en el país.
Si bien el epidemiólogo no convalidó los datos, sostuvo que las autoridades sanitarias reconocieron desde un principio una muy probable subestimación de la mortalidad a nivel territorial. “Creo que no hay duda de que hemos estado contando de menos”, sentenció.
Con respecto al trabajo de la Universidad de Washington, apuntó: “Ese modelo sugiere un número significativo de 900.000 víctimas fatales. Sitúa la subestimación un poco más alta de lo que yo hubiera pensado”.
En esa línea, Fauci agregó que el Gobierno estadounidense habla de una pandemia “histórica” para justificar la dificultad de un recuento preciso. E insistió: “El verdadero número de muertes es mayor”.
Según las cifras del gobierno estadounidense, desde el comienzo de la pandemia se registraron más de 32 millones de contagios y 581.000 muertes por coronavirus en todo el territorio: el mayor número en términos absolutos a nivel mundial.
En este contexto, Fauci destacó los esfuerzos de la gestión del presidente Joe Biden por acelerar la campaña de vacunación. Informó que un 58% de los adultos en Estados Unidos ya recibieron al menos una dosis del suero contra la enfermedad y que más de 110 millones de personas -un tercio de la población total- están totalmente vacunadas.
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Cabe recordar que el Ejecutivo local se fijó el objetivo de que el 70% de los adultos reciban al menos una dosis de la vacuna antes de la fiesta nacional del 4 de julio. Sin embargo, la campaña de inmunización se está ralentizando al intentar llegar a los más escépticos o indiferentes.
Ante este escenario, Biden decidió hacer un cambio de último minuto en la estrategia para vacunar a los mencionados grupos. En vez de utilizar estadios, apostará a la intimidad de las iglesias, las farmacias y a la consulta con médicos de cabecera.
El objetivo del Gobierno es llegar a quienes se resisten a inmunizarse través de alguien de su confianza, como un familiar, un cura o un farmacéutico, explicó este domingo Fauci.
Además, Biden quiere que la vacunación sea lo más fácil posible. Por eso, en vez de tener que pedir un turno por Internet, los estadounidenses podrán recibir la inyección en 40.000 farmacias sin necesidad de una cita previa, indicó el epidemiólogo.