La alcaldía de Moscú tiene previsto instalar en el subte de la capital rusa cámaras de reconocimiento facial en pantallas publicitarias. El proyecto plantea muchos interrogantes en una ciudad en la que la videovigilancia ya es omnipresente.
Las cámaras se instalarán dentro de pantallas que, a su vez, emitirán anuncios o mensajes sobre el tráfico del metro. Estas pantallas son ya muy numerosas en el metro de Moscú. Pero con este sistema, permitirán controlar mejor a los pasajeros.
Según el diario Kommersant, que reveló el proyecto, el metro de Moscú tiene previsto equipar 85 estaciones con más de 300 de estas pantallas espía, con un coste total de 930 millones de rublos, unos 10 millones de euros.
Un portavoz del metro dice que estas cámaras no se utilizarán para identificar a los usuarios. Sin embargo, en la licitación se especifica claramente que las cámaras tendrán que estar equipadas con tecnología de reconocimiento facial.
El objetivo principal de las cámaras sería, por tanto, garantizar la seguridad de los pasajeros, no vigilarlos. Este es el argumento esgrimido como siempre en estos proyectos de videovigilancia. En este caso concreto, el metro de Moscú dice que quiere controlar mejor el flujo de personas, anticiparse a los atascos que puedan formarse en los andenes o intervenir rápidamente en caso de emergencia.
También se esgrime el argumento del COVID-19, ya que esta mayor vigilancia permitiría una mejor distribución del flujo de usuarios. Sin embargo, la licitación especifica que las cámaras tendrán que ser capaces de detectar movimientos “rápidos” e intentos de viajar sin pagar. Por lo tanto, también es una herramienta de control y vigilancia.
Recogida de datos personales
¿Podrían utilizarse estas cámaras también con fines comerciales? Este es el temor de las asociaciones que luchan contra esta excesiva videovigilancia. El diario Kommersant cita a una de estas asociaciones que considera posible, por las características técnicas del proyecto, recoger datos personales de los usuarios que pasen por delante de estas pantallas. Estos datos podrían enviarse a los anunciantes. Este es uno de los aspectos preocupantes de este proyecto. También está, por supuesto, el aspecto policial.
En los últimos años, Moscú ha creado una amplísima red de cámaras de reconocimiento facial, con más de 100.000 en toda la ciudad. Su uso es constantemente controvertido: se han utilizado, por ejemplo, para controlar la cuarentena de los pacientes de Covid-19. También se les acusa de ser utilizados por las fuerzas policiales para identificar y detener a los opositores durante las manifestaciones pro-Navalny.
Proyecto “Orwell”
Otro proyecto controvertido está dirigido a las escuelas del país. Ya se han instalado cámaras de vigilancia con reconocimiento facial en más de 1600 escuelas. ¿Cómo llamaron al proyecto sus diseñadores? Simplemente por el nombre de Orwell, como el autor británico que había anticipado en su novela 1984 una sociedad ultrarrepresiva y ultravigilada.
Fuente: RFI