Lucía Belén García Marsili, una joven argentina apasionada por los viajes, logró lo que muchos anhelan: trabajó en un crucero para cumplir un sueño y recorrer el mundo. Desde pequeña, los viajes fueron una parte esencial de su vida, algo que ella misma describe como su “esencia”. Lo que no sabía, es que allí un hecho inesperado le cambiaría la vida.
A los 16 años, comenzó a dar clases de inglés en su casa con el objetivo de financiar las excursiones escolares. Al finalizar la secundaria, continuó su camino como docente y empezó el Profesorado Superior de Inglés en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González. Pero su verdadera pasión siempre estuvo en el exterior. En 2018, gracias a sus ahorros, Lucía vivió su primera experiencia sola en el extranjero, visitando Europa y quedando enamorada de la cultura británica.
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Su fascinación por el Reino Unido fue tan grande que decidió emigrar a Escocia. “Fue la mejor aventura de mi vida. Desde que pisé la nación escocesa, quedé fascinada y consideré mudarme allí de forma definitiva. Fue un viaje muy especial para mí”, recordó en una entrevista con Clarín.
Sin embargo, antes de hacer ese cambio definitivo, surgió una oportunidad que le permitiría cumplir otro de sus grandes anhelos: trabajar en un crucero y conocer el mundo desde el mar. Lucía describe su experiencia laboral en el crucero como única. En solo dos años, tuvo la oportunidad de visitar más de 30 países, una experiencia que calificó de “locura”.
“Fue un trabajo único. Cada día me despertaba en un lugar diferente, en estos dos años llegué a conocer más de 30 países”, relató emocionada. La rutina sobre el mar era una mezcla de aventura y trabajo duro. “Era como un eterno viaje de egresados, los empleados teníamos hasta nuestro propio boliche en el barco. No tenía que pagar comida ni alojamiento, y podía ahorrar dinero”, agregó, reconociendo que sus planes de migrar a Escocia habían cambiado debido a lo bien que la estaba pasando en altamar.
Pero todo dio un giro inesperado cuando, luego de unos meses a bordo, le llegó una noticia que jamás había anticipado: estaba embarazada. La política de la empresa de cruceros no permitía que mujeres embarazadas siguieran trabajando a bordo, por lo que tuvo que dejar su puesto.
Lucía e Iván, la historia de amor que comenzó en altamar y le cambió la vida
Aunque esta situación fue un shock para Lucía, no dudó en tomar decisiones importantes rápidamente. “No tuve que pensarlo mucho, no quería perderlo y así fue como empezamos a idear nuestro futuro juntos”, explicó refiriéndose a Iván, un croata que también trabajaba en el crucero y que había conquistado su corazón.
La relación entre ambos surgió de manera natural y fluida. Lucía recuerda que conectaron desde el primer momento, y que fue en una excursión en Italia cuando el amor entre ellos floreció. “Mi gran amor lo encontré a bordo, conectamos al instante y nuestra relación fluyó de una forma increíble”, confesó.
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Sin embargo, al igual que sus trabajos, sabían que las relaciones en altamar muchas veces terminan al finalizar el contrato, por lo que debían tomar una decisión. Iván fue claro: “Nos queda una última opción. Dejar el barco e irnos a vivir juntos, prefiero perder este trabajo que perderte a vos”, le dijo, y Lucía no tuvo dudas.
La joven argentina dejó el barco y, junto a Iván, comenzó a planificar su nueva vida, ahora también como madre. Decidieron instalarse en Noruega, en la ciudad de Bergen, donde consiguieron trabajo gracias a contactos previos en una empresa de excursiones turísticas para cruceros. Lucía se mostró encantada con su nuevo hogar: “Me encantó el estilo de vida de los noruegos, la alimentación que tienen y la naturaleza de este país”.
Actualmente, la pareja disfruta de su vida en Noruega, donde Lucía sigue sorprendida por las oportunidades que le ofrece su nuevo entorno. El sueldo promedio en el país escandinavo le permitió cubrir gastos de alquiler, comida y hasta pagar un pasaje a su hermana desde Argentina para que la visitara. “Con el salario de un mes, pude cubrir mis gastos fijos y también le pagué un pasaje a mi hermana desde Argentina a Noruega, para que conozca el país”, contó con orgullo.