La joven se había metido el tapón durante un juego sexual cuando tenía 19 años, pero por vergüenza y miedo a cómo iba a reaccionar su entorno, no buscó ayuda médica.
Tres años y medio después, fue al hospital porque había perdido el control de su vejiga. Los médicos notaron que el tejido vaginal alrededor del corcho estaba hinchado.
La chica, cuya identidad no fue revelada, se había insertado el objeto durante un acto sexual, y como no pudo sacarlo, lo dejó ahí.
En el estudio se detalló que estaba en un “deterioro del juicio durante las relaciones sexuales”. Agregaron también que no había asistido al hospital debido al sentimiento de vergüenza y miedo al juicio del entorno.
La obstrucción no impidió sus ciclos menstruales, que ocurrían con regularidad y sin problemas. Los profesionales decidieron extraer el corcho mediante los instrumentos ginecológicos estándar, pero aún así seguía en peligro.
Leé también: Una mujer encontró una garra de dinosaurio en el césped de su casa y el misterio llegó hasta Harvard
Después de insertar el catéter urinario, los médicos notaron qué era lo que provocaba su falta de control: la chica tenía un orificio entre la vejiga y la pared vaginal, que causaba la filtración de la orina.
El personal médico no pudo determinar si el desgarro fue causado por el corcho, y decidieron derivar a la paciente a urólogos especializados para un diagnóstico más preciso y tratamientos adicionales.