Un momento que asegura la aceleración de los latidos es esa hoja en blanco dispuesta sobre la mesa para completar con los conocimientos que se tienen (o no) sobre una amplísima variedad de temas. Es que los exámenes forman parte de la vida cotidiana escolar y a la hora de enfrentar las preguntas, los más chicos tienden a demostrar todo su ingenio.
“¿Cuántos perros salen de la caja?” era la consigna a responder. Pero el pequeño estudiante denunció la falta de información: “No he visto cuál ha salido de la caja y cual no”, fue su increíble respuesta.
En este caso, la asociación libre le permitió al alumno responder la última consigna relacionando los nombres de dos cadenas de supermercado.
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Cuando se trata de Ciencia, todo tiene una respuesta lógica, pensada, avalada por una teoría y así se han descubierto cientos de respuestas a problemas que siempre se planteó el ser humano. Pero el sentido común, en este caso, llevó la delantera.
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Afortunado en el amor, este niño lo demostró en la evaluación con un increíble dibujo. Se le pidió que escriba en palabras la relación que tiene Sócrates, uno de los máximos exponentes de la filosofía y su área. ¿Cómo Socrátes no amaría a la filosofía?
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Aquí un niño tenía que interpretar el significado de un refrán pero apeló a la literalidad sin vueltas.
En este último caso, el problema fue que la imagen no era del todo clara. Un pequeño, en vez de ver a dos personas comiendo un pedazo de torta, los vio colocándose la dentadura. Y así lo expresó.
